El cardenal Robert Sarah ha presentado su último libro-entrevista con el periodista francés Nicolas Diat ‘Se hace tarde y anochece’ en Madrid, en un acto organizado por la Editorial Palabra, editora en español de sus libros. En la obra, el cardenal analiza la “profunda crisis de la fe, del sacerdocio, de la Iglesia y la crisis antropológica, espiritual, moral y política del mundo contemporáneo”, aunque hecho en clave iluminadora para “encontrar la única verdad que salva, Jesucristo”.
El cardenal ha señalado que esta intervención, como todas las de su ministerio, solo responden a se deseo de ser “fiel a su vocación”. Para el Prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la disciplina de los sacramentos, el “cuando huimos lejos de la comunidad primera de los apóstoles, dividimos la Iglesia; cuando nos desanimamos y nos marchamos, dividimos la Iglesia; sin embargo, Cristo se acerca a quienes marchan para hacerlos regresar”. “La unidad de la comunidad apostólica con Pedro en el centro” también es un mandato actual; por ello, Sarah ha pedido “rodear a Pedro con nuestro afecto, ayudarlo a mantener firme la fe, ser leales y decir la verdad al Padre y así creamos la unidad en torno a él”.
Entrando en su experiencia ha precisado: “Intento ser leal al Santo Padre, sostenerlo en su ministerio de reforzar la fe al servicio del pueblo de Dios, que es su función esencial”. Esto lo hace escribiendo “para decir las cosas de manera firme y precisa porque esta es nuestra misión” como cardenal. Ahora bien, ha precisado, “esta unidad no se puede formar sin sufrimiento”. “Cuando la gente me muestra como contrario al Santo Padre porque digo las cosas claras; nadie podrá encontrar una sola palabra, una frase o una actitud para dar razón a lo que dicen de mi”, se ha defendido reiterando que “este libro está dedicado al Santo Padre y que es estúpido decir que está contra él”.
La fuerza de la oración
El purpurado guineano ha invitado a redescubrir la primacía de la oración ya que su libro trata de ser una ‘Lectio Divina’ del pasaje de los discípulos de Emaús. “Una Iglesia que no reza, muere”, ha recalcado alabando el papel de los monasterios de clausura, “los lugares de la esperanza viva de la Iglesia hoy”. Algo que concierne especialmente a los sacerdotes, como frente al activismo imperante.
El portavoz de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, en su intervención ha compartido el análisis del cardenal sobre la crisis del credo y la crisis en la herencia recibida, que se traduce en la reducción del valor de la vida o la reducción de la razón a lo puramente instrumental. Ante este panorama, la vida interior y el silencio parece la única salida de escape.