Vaticano

Gianfranco Ghirlanda: “Marcial Maciel no vivió el carisma del Regnum Christi, solo lo desvirtuó”





El papa Francisco encargó en 2014 al jesuita Gianfranco Ghirlanda ayudar al Regnum Christi a recuperar su ser. Cinco años después, ha acabado su encargo. Tras casi nueve años de ‘intervención’ vaticana, con los primeros importantes cuatro años del cardenal Velasio de Paolis al frente, el ex rector de la Gregoriana tiene claro que el Regnum Christi “ya puede caminar solo”.

PREGUNTA.- Francisco utiliza en numerosas ocasiones la palabra conversión. ¿Es la adecuada también para denominar al proceso vivido en el Regnum Christi?

RESPUESTA.- Ha habido un proceso de maduración, fruto de una conversión del corazón y de la mente.

P.- ¿El movimiento ya ha alcanzado la madurez necesaria para volar solo?

R.- Estoy convencido de que el Regnum Christi, después de los años de prueba que ha vivido y del proceso por el cual ha alcanzado la configuración actual, puede caminar con sus propias piernas. Tanto la Legión de Cristo como los consagrados y laicos han aprendido mucho en estos años en los que hemos caminado juntos. Siempre he encontrado por su parte una cordial acogida y hemos podido trabajar bien juntos. No ha habido momentos de verdadera tensión, incluso cuando algún desacuerdo ha requerido paciencia y perseverancia.

Por otra parte, debo decir que he encontrado siempre apoyo y consonancia con los representantes de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, especialmente con el secretario, el arzobispo José Rodríguez Carballo.

P.- ¿Llegaron en algún momento a cuestionar la viabilidad de los Legionarios de Cristo como congregación?

R.- En medio de la crisis, a causa del descubrimiento del comportamiento inmoral de Marcial Maciel y del nombramiento del cardenal Velasio de Paolis como delegado pontificio por Benedicto XVI, ha habido quien auspiciaba la supresión de la Legión. Yo nunca he compartido esta opinión. En primer lugar, porque la Santa Sede no ha tomado esta vía y porque un fundador es solo un instrumento en manos del Espíritu Santo para desarrollar un carisma que ha recibido personalmente, pero en participación con los demás, y que es para la Iglesia.

El fundador no es el dueño del carisma. Está claro que un carisma colectivo pertenece a más personas. Por eso, en el caso de Maciel y, lamentablemente, de otros fundadores de otras comunidades recientes, tiene que quedar bien claro que él ha sido el fundador histórico de la Legión de Cristo y del Regnum Christi, pero no puede ser considerado la inspiración espiritual de la Legión y de todo el Regnum Christi, por el simple hecho de que él no ha vivido el carisma, sino que, más bien, lo ha desvirtuado.

El trabajo que la Legión y todo el Regnum Christi ha debido hacer, con ayuda del cardenal De Paolis, primero, y con el mío después, es el de redescubrir en sí mismos el carisma originario en su autenticidad, como don del Espíritu a la Iglesia, y purificarlo de aquello que, por obra de Maciel, durante años se ha desvirtuado. Ha sido un trabajo muy sufrido, pero que se ha llevado a cabo y que ciertamente debe continuar para no perder todo lo bueno que se ha construido en estos años.

P.- ¿Qué pesa más, la necesidad de adaptarse a los signos de los tiempos o la de alejarse de la imagen pública del fundador?

R.- No se ha tratado simplemente de un proceso de adaptación a los signos de los tiempos, sino de un redescubrimiento del carisma originario, alejándose de aquello que Maciel había formulado en las Constituciones e introducido en la praxis, contrario a la renovación que llegó a la vida religiosa con el Concilio Vaticano II y con el Código de Derecho Canónico de 1983.

P.- Toca a su fin una etapa de reestructuración. ¿Se ha dado carpetazo a los abusos?

R.- No porque se haya llegado al final de un período de reestructuración, los abusos cometidos dejan de existir. Han ocurrido y, por ello, se ha tratado de dar un remedio a las víctimas. Hay una disposición de asumir la responsabilidad frente a ellas y de buscar el remedio al daño producido en la medida en que se sea posible hacerlo.

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