Esta mañana en el Vaticano, el papa Francisco ha entregado el Premio Ratzinger 2019, concedido por la fundación que lleva en nombre del papa emérito. Los galardones, en esta 9ª edición, han recaído en el filósofo y profesor emérito de la Universidad McGill de Canadá Charles Margrave Taylor; y el jesuita Paul Béré, biblista del Pontificio Instituto Bíblico de Roma y del teologado de la Compañía en Abiyán (Costa de Marfil).
Francisco ha agradecido su “estima y afecto por mi predecesor, el querido Papa emérito Benedicto XVI”, que ha servido “a la Iglesia reflexionando, pensando, estudiando, escuchando, dialogando, rezando, para que nuestra fe permanezca viva y consciente a pesar de los tiempos y de las situaciones cambiantes”.
Una Teología inculturada
Pensando en las ciencias religiosas, Bergoglio señaló que “estar y permanecer en diálogo activo con las culturas, que cambian con el paso del tiempo y están diversificadas en diferentes partes del mundo, es un deber para la teología, pero al mismo tiempo es una condición necesaria para la vitalidad de la fe cristiana, para la misión de evangelización de la Iglesia”.
Algo que la fundación ha visto en los premiados. “El profesor Taylor ha abarcado muchos campos, pero en particular ha dedicado el compromiso de su mente y su corazón a comprender el fenómeno de la secularización en nuestro tiempo”, ha subrayado Francisco como “gran desafío para la Iglesia Católica”.
De Paul Béré, el pontífice ha señalado que “es el primer africano en recibir el Premio Ratzinger”. “La teología africana contemporánea es todavía joven, pero parece dinámica y rica en promesas”, destacó al alabar la área inculturadora del premiado. Por ello el Papa destacó que “el acceso a las dimensiones de la humanidad en busca de la redención debe buscarse en todas las direcciones, con creatividad, con imaginación; debe expresarse con los lenguajes apropiados en todos los ámbitos y espacios en los que la humanidad vive sus penas, sus alegrías, sus esperanzas”.