Cultura

Los Planetas y Niño de Elche cantan a un Jesús ‘indie’ y revolucionario

  • Publican ‘Fuerza nueva’, un disco donde reinterpretan himnos en los que reivindican una Iglesia más social
  • Este trabajo, indescriptible y muy provocador, dedica cinco de sus ocho temas a la religión
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El rock –en general, el escenario musical y comercial– ha dado la espalda a la religión. Hoy, cantar lo sagrado es ir contracorriente. Por eso llama la atención Fuerza nueva, el disco que Los Planetas y el Niño de Elche acaban de publicar como un grito que, por encima de todo, “habla de España en un sentido político, musical y social”. Así lo define uno de sus creadores, el cantaor Paco Contreras, el Niño de Elche para el flamenco del que ahora reniega. Pero también religioso. “Cantamos al Jesús más humano”, dice Juan Ramón Rodríguez, más conocido como Jota, el vocalista y líder de Los Planetas.

Un disco indescriptible en muchos casos, que la crítica ha definido entre pitos y aplausos como “ritual indie de éxtasis y psicodelia flamenca”, pero que, ante todo, es una perfomance, una intervención artística con la que el grupo granadino y el cantaor de Elche se revuelven contra la sociedad, contra el poder y la historia.

Y lo hace sirviéndose de himnos, los que se identifican con un territorio, pero también los que se entonan popularmente, como La saeta de Joan Manuel Serrat, la canción que creó en los años 70 con el poema de Antonio Machado, que en Fuerza nueva se cruza con otro himno de la religiosidad pop, The Cross, de Prince, para devolverle a los versos de Machado su sentido originario frente a la marcha procesional con la que han quedado consagrados en la Semana Santa sevillana.

Iglesia de salvación frente a Iglesia de condena

La letra de Machado parte, efectivamente, de una saeta flamenca que se cantaba en Alosno, en la Huelva minera. Niño de Elche, Jota y también Pedro G. Romero, quien le ha dado cuerpo teórico a todo el disco, insisten en que reivindica el sentido original del himno: una Iglesia de salvación frente a una Iglesia de condena, el Resucitado, el Jesús que “anduvo en la mar”, frente al Crucificado, al que, sostiene Romero, muchos sevillanos reducen la Semana Santa y su catolicismo.

“Lo bueno de La saeta de Machado es ponerla a contrapelo, como quería Walter Benjamin, usando los materiales hegemónicos de la historia contra los mismos que los detentan. Eso es lo que consigue el himno procesional, convertir la envarada teología en verdadera acción litúrgica”, dice el artista y escritor onubense de La cruz, que es el título que Los Planetas y Niño de Elche dan a la reinterpretación de La saeta.

Lo religioso, en cualquier caso, ocupa un papel fundamental en todas estas canciones traídas como provocación, como reflexión sobre España, desde la II República hasta hoy, y que se ha interpretado erróneamente como “un disco antifascista”, incluso “antirreligioso”. Pero esto último no lo es en absoluto. La religión copa el disco, como lo hace la reivindicación de una Iglesia social frente a una Iglesia de poder, una Iglesia de acción frente a la Iglesia solo de plegaria. Sin embargo, el mensaje queda oculto frente a la revisión anarquista y antinacionalista de otros temas como Els Segadors o la recontextualización de El novio de la muerte –el himno de la Legión– como una canción de amor que narra el melodrama de un soldado en la Guerra del Rif.

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Etiquetas: música
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