Cada año, la Iglesia dedica en España más de 46 millones de horas a actividades pastorales. Obviamente, muchas de ellas las realizan sacerdotes, religiosos y religiosas. Pero, en una jornada como la de este 10 de noviembre, Día de la Iglesia Diocesana, es de justicia reconocer que una parte destacada de ese caudal de entrega, servicio y generosidad lo vierten también a manos llenas miles de laicos.
A ellos va dirigida fundamentalmente la campaña de este año, que ya desde su lema, Sin ti no hay presente. Contigo hay futuro, expresa su indispensable aportación y les invita a colaborar con la parroquia “aportando lo que tenemos: tu tiempo, tu cualidades, tu colaboración económica y tu oración”, según señalan desde el Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal Española, organizador de la jornada.
Pero, ¿cómo se puede estimular a esa gran mayoría de hombres y mujeres laicos que conforman el Pueblo de Dios a que den un paso más y se comprometen de manera más decidida en los destinos de su parroquia? Durante tiempo se se conformaban con concienciar de la necesidad de domiciliar una cuota económica o en insistir en el compromiso con la X en la casilla de la Iglesia del IRPF. Francisco Andrades Ledo, párroco de San José, en Badajoz, profesor invitado de la Universidad Pontificia de Salamanca y autor, entre otros, del libro Misión y ministerios eclesiales, ofrece cinco pistas para ejercer esa corresponsabilidad en la célula básica de la Iglesia diocesana: la parroquia.
“No solo lectorado y acolitado para la liturgia, sino abierto a otras acciones parroquiales no litúrgicas (anuncio de la Palabra, servicio social de la caridad asociado a la eucaristía…)”, señala el sacerdote extremeño, quien añade también “la apertura a otros ministerios en el ámbito de la evangelización, la comunión y el servicio, y también de ámbito diocesano o de Iglesia nacional o universal”.
Sobre esta cuestión, sobre la que se reflexionará también en el próximo Congreso Nacional de Laicos de febrero de 2020, Andrades apunta que el campo de actuación de los laicos puede pasar por su “implicación en el asociacionismo social (asociaciones, ONG…); la militancia en los partidos políticos; la colaboración con ONG específicas; y una implicación directa en los medios de comunicación social y demás ámbitos profesionales”.
Este apartado es uno de los que más se ha explorado a la hora de profundizar en la corresponsabilidad. Francisco Andrades, apunta un buen número de opciones para poder implicarse, desde las que tienen que ver con la gestión económica; como responsables de la formación (catequesis de distintos niveles, preparación para la recepción de sacramentos puntuales, como matrimonio, bautismo… o encuentros formativos comunitarios de distintos temas); con la acogida parroquial (en el despacho, en la atención personalizada…); con la asistencia y ayuda social a personas necesitadas (responsables en Cáritas, Pastoral de la Salud, relaciones con instituciones civiles…); o con la militancia en movimientos y asociaciones propiamente laicales en la Iglesia con carácter de presencia pública, como por ejemplo, la Acción Católica General u otras.
Este aspecto es recurrente en las encuestas preparatorias de cara al Congreso Nacional de Laicos. Y, a la hora de implicarse, el profesor Andrades entiende que puede darse desde dos vías: “De una manera personal, en cuanto necesitado de esa formación específica; pero también como responsable de esa formación en la parroquia a todos los niveles”.
Es otro de los campos más recorridos por los laicos que tienen conciencia de su compromiso y que, como apunta el sacerdote extremeño, sigue muy abierto en “las ONG, asociaciones cívicas vecinales o de ayuda a personas necesitadas (con discapacidades, enfermedades raras, drogodependientes, sin hogar…).