España

Sinodalidad: la hoja de ruta para el Congreso Nacional de Laicos de 2020

  • Las encuestas para el ‘instrumentum laboris’ inciden en la corresponsabilidad, pero olvidan la ministerialidad
  • El 15 de noviembre, fecha tope para que las diócesis reciban todas las aportaciones de los grupos laicales
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A tres meses meses del Congreso Nacional de Laicos que se celebrará en Madrid del 14 al 16 de febrero de 2020, las diócesis están en ebullición. El 15 de noviembre, las respectivas delegaciones diocesanas de Apostolado Seglar tienen que haber recibido las respuestas a los cuestionarios que parroquias, hermandades, movimientos, asociaciones y oras realidades laicales habrán cumplimentado para elaborar el instrumentum laboris que será la base del evento.

A la luz de ese trabajo que se quiere sinodal, 2.000 personas, en representación de la casi totalidad de las delegaciones diocesanas, pero también de movimientos y asociaciones laicales de ámbito nacional, participarán en un acontecimiento que, como marca su lema, quiere poner al Pueblo de Dios en salida, siguiendo las indicaciones del papa Francisco.

Cuestionario con nueve preguntas

Para este diagnóstico, los organizadores –la Conferencia Episcopal, en colaboración con diócesis y asociaciones y movimientos– han preparado nueve preguntas, en las que se interrogan, entre otras cuestiones, sobre si ha crecido la conciencia de la responsabilidad del laicado; las dificultades a superar en la Iglesia; si se ha producido la reflexión sobre el papel de la mujer en la Iglesia; las responsabilidades que han de asumir los laicos; o qué hacer para impulsar la corresponsabilidad.

Pero, a la luz de las respuestas recibidas, ¿cuál sería el sentir del laicado español? ¿Cómo está viviendo su compromiso? ¿Cómo se ve a sí mismo? Para Dolores García Pi, presidenta del Foro de Laicos, las encuestas muestran “una gran riqueza de puntos de vista, con un claro compromiso, pero también con realismo sobre su situación. Y está muy presente su deseo de compromiso y encuentro con la sociedad, de mezclarse con ella, asumiendo el papel de laicos en una sociedad sin compartimentos estancos”.

Participación y formación

Para García, tras esta fase de reflexión, “hay aspectos y procesos en los que habría que seguir incidiendo, como el de promover la sinodalidad o cómo impulsar la corresponsabilidad en los órganos de participación eclesial”, aunque para esto último subraya que lo primero es reconocer que “la existencia de estos órganos no es algo que sea optativo, sino que es algo que tiene que existir y funcionar, y que los propios laicos tienen que saber que existen y que están llamados a ejercer esa participación en los mismos”. Para ello, añade, “resuena mucho en las encuestas el deseo de formación, pero que no tiene que ser solo doctrinal, sino en doctrina social, en bioética, en educación…”.

En este sentido, indica como “otro tema recurrente, junto con el de la sinodalidad, el deseo de trabajar todos como Pueblo de Dios”. “No se trata de ocupar el sitio de nadie –se apresura a aclarar García–. Los laicos no están para ocupar el sitio de los sacerdotes, sino que hemos de entender que tenemos que caminar juntos, sabiendo que unos aspectos son función de unos y que hay tareas que competen a otros. Por eso, lo que veo de cara a la participación en el Congreso es que este es el inicio de un proceso que no es el evento en sí mismo, sino que es solo un paso. Y esto está siendo muy positivo, porque está promoviendo una participación muy significativa”.

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