“Sois un actor fundamental a la hora de generar esperanza para la humanidad, especialmente la doliente”. Con estas palabras de ánimo se ha dirigido el vicario para el Desarrollo Social y la Innovación de Madrid, José Luis Segovia, a los religiosos españoles en el marco de la XXVI Asamblea General de la CONFER, bajo el lema ‘Sabed cuál es la esperanza a la que habéis sido llamados’.
Con el título ‘La esperanza en diálogo con las periferias’, Segovia ha recordado durante su ponencia que “la fuente y el término de la esperanza es Dios”. Al mismo tiempo, ha recalcado que “solo se puede dar esperanza si la mantenemos en nuestro seno”, pero “tengamos claro que no es esperanza todo lo que reluce. Hay que recuperar la esperanza más escondida, la esperanza teologal”.
En lo que casi ha sido un diálogo consigo mismo, el sacerdote madrileño ha reconocido que, en la Iglesia, “no nos gusta el capitalismo, pero tampoco invertimos en banca ética. No hemos hecho el gesto de audacia evangélica de ponerle todas las velas a Dios y no una a Dios y otra al diablo”. Y ha agregado: “Fiarse de verdad de Dios supone ponerle velas solo a Dios. Y eso significa asumir una cierta capacidad de riesgo”.
Un Papa profeta
En el mismo sentido, y en referencia a Francisco, ha hecho hincapié en que “presumimos de tener un Papa profeta pero no estamos dispuestos a hacerle caso cuando hace aterrizajes arriesgados”. Lo ha ejemplificado: “No le hacemos caso cuándo nos dice que acojamos en nuestra casa”. Y es que, de las más de 400 parroquias que hay en Madrid, solo 6 son parroquias de acogida. “No he conseguido más y soy el responsable de Pastoral Social de Madrid, y eso dice también mucho de mí”, ha remarcado haciendo autocrítica.
Segovia ha agradecido a la Vida Religiosa por su perseverancia, por “mantener la esperanza en lugares en las que no hay señales de que haya mucho de esperanza, como una huella de Dios”. Al mismo tiempo, les ha pedido no caer en el escepticismo. “El mayor pecado contra la esperanza es instalarnos en un escepticismo que podemos cronificar por no confiar en Dios y, por no confiar en él, no confiar en la humanidad”.
Retomando ese “oxígeno vivificante que supone siempre la esperanza”, ha recordado que “la esperanza teologal no está lejos de las periferias”. Por eso, ha instado a dejar de lado las diferencias para buscar lo que une. “Reproducimos en nuestro seno disputas políticas que olvidan lo esencial. Buena parte de nuestras tentaciones tienen más que ver con el clericalismo o el poder que con el sexto mandamiento”, ha insistido.
“Yo soy de la Iglesia”
En este punto, el vicario de Madrid se detuvo en una experiencia personal para hablar de comunión. En una reunión de distintas instituciones sobre refugiados, le preguntaron de dónde venía. Él contestó: “De la Iglesia de Madrid”. Y respondieron: “De Cáritas, ¿no?”. “Yo vengo en nombre de la Iglesia de Madrid: yo soy del Opus Dei, soy religiosa, soy fraile, soy de Cáritas, de los kikos, de Comunión y Liberación y de las comunidades de base… Yo soy de la Iglesia”, explicó.
Segovia ha señalado que “la vuelta a los orígenes exige ser simplemente la Iglesia de Jesús”. Y es que “perdemos bastante tiempo en la Iglesia en meternos el dedo en el ojo los unos a los otros y debemos ser uno para que el mundo crea. Estaremos en la dirección correcta cuando no vayamos incidiendo en lo que nos separa”, ha mantenido.
El sacerdote ha querido también compartir el principal desafío de la Iglesia con los religiosos. “Parece que Dios está oculto y no es relevante. Transparentemos a Dios en una cultura tan opaca a su presencia. Ese es nuestro primer desafío. Es el desafío de la Iglesia en un momento en el que domina la indiferencia religiosa”, ha apuntado.
Antes de concluir, mensaje para pensar: “La mejor innovación en la Iglesia es la vuelta a las raíces. No somos hijos de un muerto, sino de un resucitado. Pongámonos al lado de los que tienen todas las razones para desesperar”.