“Los sacerdotes diocesanos somos la marca blanca de la Iglesia”. Es la reflexión que lanzó ayer el padre Luis de Lezama durante la presentación de su nuevo libro ‘Cuaderno de Emaús’ (PPC Editorial).
“Mi destino a Vallecas me cambio completamente, fue un máster, un pueblo de chabolas en el que era imposible vivir sin el barro, sin el ruido de la lechera por las noches y sin el pensamiento del padre Llanos”, explicó uno de los sacerdotes más emprendedores de nuestro país tanto en ámbitos tan dispares como la hostelería y la educación a través de la fundación Iruaritz Lezama que hoy cuenta con más de 600 trabajadores.
En el punto de partida
“Para mí este libro ha sido volver al punto de partida de mi vocación que es este hogar para mí”, comentó Lezama sobre el seminario de Buenaventura, lugar elegido para el acto, que estuvo presidido por el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y acompañado del periodista Miguel Ángel Aguilar.
En el repaso de su trayectoria, Lezama elogió la entrega en favor de la transición del cardenal Tarancón -“aquello sí era diálogo”- y la valentía del padre Ángel de Mensajeros de la Paz, por “haber sido capaz de abrir 24 horas una iglesia cerrada en el centro”.
“Este libro es un canto a la esperanza, lo mejor que se puede hacer en un tiempo en el que se ha perdido la esperanza, pero una esperanza fraguada por la propia vida”, apuntó el cardenal arzobispo de Madrid que recomendó leer el libro como “los apuntes de un hombre sobre la vida cotidiana”.