Lleno hasta la bandera en el Ateneu Universitari Sant Pacià en la inauguración del Congreso ‘La aportación del Papa Francisco a la teología y a la pastoral de la Iglesia’. Se trata de la primera vez que, en estos siete años de pontificado, se celebra en España un encuentro de estas dimensiones, tanto por los ponentes convocados, como por la respuesta en la convocatoria.
El cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ejerció de maestro de ceremonias en la apertura de un foro que reunirá a pensadores de la talla del prefecto para Doctrina de la Fe, Luis Francisco Ladaria, el arzobispo de Bolonia, Mateo Zuppi, y el expresidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos Walter Kasper y el decano de Teología de la Universidad Católica de Argentina, Carlos María Galli.
“El Papa Francisco inicia el segundo postconcilio en un más que notorio cambio de época en la relación Iglesia-Mundo”, sentenció el purpurado al abordar el pensamiento de Jorge Mario Bergoglio, al que presentó como “impulsor de una nueva manera de ejercer el ministerio petrino. No ha tomado decisiones mediáticas, sino que se guía por una sensibilidad que debe atravesar todo el cuerpo eclesial desde tres ejes: misericordia, conversión pastoral y misionera y dialogar con todos”.
Desde ahí, expuso cómo el pensamiento bergogliano “no es solo teológico ni puede ser calificado como únicamente pastoral: se trata de un pensamiento que liga teología y pastoral, que no está encerrado ni es una especulación hecha al margen de la historia, sino una teología hecha de rodillas, orada, arraigada en la doctrina de la Iglesia”.
Eso sí, aclaró que, además de “guardiana de la fe”, la Iglesia “es madre que sale al rescate de los heridos y no puede marginar de su círculo de afecto a ningún excluido ni descartado. El Papa nos recuerda que nadie sobra en la Iglesia, porque hay un solo Dios y padre de todos, sin discriminación de personas, o, mejor dicho, discriminando positivamente a quienes aparecen en las bienaventuranzas”.
“Francisco sueña con una Iglesia que abra procesos sin cerrarse a las seguridades, una Iglesia que esté siempre lista para salir, que no esté cerrada en sus esquemas y en su confort”, destacó el purpurado.
En este sentido, puso en valor cómo “nos enseña a contemplar la realidad desde otra mirada, la del Evangelio” lo que constituye “una teología desde la realidad que lee a la luz de la Palabra y la tradición”. Por eso, subrayó Omella, “las verdades de la fe no pueden ser un cuerpo hermético, sino las expresiones normativas del cuerpo creyente del Pueblo de Dios”.
Sobre el estilo papal, detalló cómo “habla al corazón de la gente con un lenguaje directo, empelando expresiones del día a día, como Jesús en las parábolas”, además de hablar “con los gestos y el corazón a los nuevos leprosos de nuestro tiempo y a los jóvenes que a menudo andan como ovejas sin pastor”