Héctor Cabrejos condena la violencia, “venga de donde venga”, y llama a las autoridades políticas a crear “condiciones de justicia y respeto”.
“Quiero expresar mi más profunda solidaridad y cercanía con la Iglesia y el Pueblo chileno que está sufriendo agresión y violencia, y que afecta sobre todo a las personas más humildes y vulnerables de este amado país”, comienza diciendo un mensaje publicado en las últimas horas por el presidente del CELAM, Héctor Cabrejos Vidarte, ofm, arzobispo de Trujillo, en Perú.
En ese mismo texto, hace suyas las palabras de hace unos días del Comité Permanente del Episcopado chileno: “La gente no solo está cansada de la injusticia, sino también de la violencia”.
La explosión social que vive Chile hace cuatro semanas, expresada en multitudinarias marchas y concentraciones en todas las ciudades del país, acompañadas de ‘caceroleo’, bocinas, cantos de grupos en las calles, ha tenido también un doloroso resultado de heridos, muertos, detenidos por los saqueos, incendios y daños a edificios, comercios y equipamiento urbano, provocados por grupos reducidos que actúan con mucha violencia.
Los obispos chilenos, en una tercera declaración desde el inicio de estas manifestaciones, expresaron: “Nos duelen el maltrato a las personas, los constantes saqueos y la violencia, venga de donde venga; nos causa dolor el ataque a templos y lugares de oración sin ningún respeto por Dios y ni por quienes creemos en Él”. Agregan: “nos oponemos radicalmente a la injusticia y a la violencia, las condenamos en todas sus formas y esperamos que los tribunales identifiquen a los responsables y se les sancione. Los violentistas sólo nos impiden mirar con la debida atención los reclamos justos de la mayoría del pueblo chileno que anhela soluciones reales y pacíficas”. Concluyen los obispos chilenos pidiendo a las autoridades que “apliquen la ley y la ejerzan con todos los recursos propios de un estado democrático”.
El arzobispo Cabrejos, en su Mensaje de solidaridad del CELAM con la situación en Chile, alude también a otros pueblos en Latinoamérica que “están sufriendo de la violencia que enluta a familias enteras”. Menciona a Bolivia, Venezuela, Haití, Honduras, Nicaragua, Puerto Rico, Ecuador, Chile y Perú donde indica que las causas de ese sufrimiento “las encontramos en la corrupción, en las democracias imperfectas y en las situaciones de pobreza, desigualdad, desempleo o subempleo, baja calidad y cobertura de los servicios de salud, educación y transporte, que han ido acumulando un gran descontento. En toda nuestra región se viene dando una suerte de “explosión social” sin precedentes”, afirma el arzobispo de Trujillo en su mensaje.
Recordando que la política es ante todo un servicio, llama “a los gobernantes y autoridades de nuestra región a implementar políticas concretas y reales que garanticen la promoción de la persona humana y el bien común, basados en los derechos fundamentales de libertad, respeto, equidad, justicia y el cuidado de nuestra casa común, para que nuestros pueblos realmente puedan tener un desarrollo humano integral”.
Concluye el arzobispo Cabrejos pidiendo que la política “no sea sierva de ambiciones individuales, ni de prepotencia de facciones, porque la inmunidad de la que gozan muchos políticos nunca debe llegar a ser impunidad”.