“Muchas personas encuentran simpatía en Francisco porque ven en él un testigo creíble, que logra conectar con gestos y palabras”. Y es que, para Andera Tornielli, director editorial del Dicasterio de Comunicación del Vaticano y coordinador de Vatican Insider, el Papa es un claro ejemplo de lo que debería ser la comunicación para la Iglesia. Lo ha explicado durante su conferencia, titulada ‘Gesto, símbolo, palabra. Una Iglesia que comunica el evangelio’, que ha impartido en el Congreso ‘La aportación del Papa Francisco a la teología y a la pastoral de la Iglesia’, que se celebra en el Ateneu Universitari Sant Pacià desde ayer hasta mañana.
“Quien quiere predicar primero debe estar dispuesto a dejarse conmover por la palabra y hacerla carne en su propia existencia”, ha subrayado Tornielli, haciendo referencia a ‘Evangelii gaudium’ al entender que “la comunicación esta está ligada inseparablemente al hecho cristiano”. “El evangelio es la buena noticia, y la noticia es noticia porque es comunicada”, ha recalcado.
Sin embargo, cuando la Iglesia habla de comunicación “existe la intención de enseñar a los medios de comunicación algunas pautas éticas a seguir: buscar y comunicar la verdad, respetar la dignidad de las personas, ayudar al público a reflexionar y captar el sentido de la noticia, etc.”, pero resulta “mucho más raro” el hecho de que se interrogue a sí misma “acerca de su manera de comunicar y la eficacia de su comunicación”.
El espacio de un tweet
“La Iglesia ha enseñado mucho sobre este tema, pero a veces le cuesta aprender”, ha continuado Tornielli, quien no ha dudado en criticar la persistencia, en gran medida, de “un lenguaje autorreferencial únicamente comprensible para quienes están dentro, para ciertos católicos comprometidos”. Por este motivo, el papa Francisco se ha convertido en un “verdadero ejemplo”, ya que “sabe comunicar de manera sencilla, eficaz, fascinante y envolvente”, haciéndose “entender por todos”, llegando incluso “a los que están lejos, a los que están fuera”.
Tornielli ha insistido en la necesidad de aplicar esa sencillez a los mensajes, basándose casi más en gestos que en palabras. “Tal vez no sea una conciencia que mucho de los mensajes de Jesús no ocupen más espacio que el de un tweet, lo que da testimonio de la actualidad de esos textos 2000 años después”, ha subrayado.
“En la fe cristiana, el gesto y la palabra van juntos. No se comprende sin la mirada, los hechos, la vida”, ha dicho. Por eso, “evangelizar significa comunicar a los demás, a todos, la belleza de lo que hemos encontrado y experimentado”, por lo que, dejando atrás esos mensajes autorreferenciales y “abstractos”, la Iglesia debe retomar una comunicación “a través de la ternura, a través del abrazo, la misericordia, la compasión, la escucha”. Y es que esto, la escucha, se vuelve especialmente importante en el mundo de hoy, en el que “la gente recibe muchos mensajes, pero no encuentra a nadie que le pueda escuchar”.
Nuevos caminos de evangelización
“La gran pregunta de hoy sigue siendo cómo comunicar la palabra”, ha apostillado. “Hasta hace poco más de medio siglo, en las sociedades europeas la fe se transmitía en la familia antes que en la parroquia. Incluso, fuera de la unidad familiar, la sociedad era más o menos cristiana. El sentido del pecado aun existía, las advertencias morales aun se entendían bajo un contexto de fe”, ha explicado Tornielli. Pero esto “ya no es así por el avance de la secularización, e incluso las llamadas evidencias morales ya no son tan evidentes para todos”.
Por eso, para afrontar este “cambio de época” dando “testimonio del evangelio”, para Tornielli es esencial estar en contacto constante con la realidad. “Si no lo hacemos, corremos el riesgo de no comprender el magisterio del papa Francisco y su comunicación”. Pero, además, “corremos el riesgo de caer en la polarización, en las oposiciones que se hacen desde páginas de periódicos, blogs o conferencias de la doctrina del Papa, porque ven amenazada su idea de la fe cristiana por la invitación de salir, a moverse, a ensuciarse las manos, a no tener miedo de adentrarse en la oscuridad de la experiencia de los que están lejos”. Pero, por otro lado y de forma contraria, también se corre el riesgo de “entenderlo como aquellos llamados ‘progresistas’, limitando las intervenciones del Papa a consignas y atribuyéndole lo que nunca quiso decir”.
Dejarse “herir” por la realidad
En definitiva, la forma de comunicar de la Iglesia, para Tornielli, debe ser ese dejarse interpelar por la realidad, dejarse “herir” por ella. Así como lo hizo el Papa “en su primer viaje a la isla de Lampedusa después de leer y ver el drama de las personas que llegaban allí refugiadas. Esto significa hacerse herir por la realidad. Y esto no es solo ser cristiano, es ser humano”.
“Cuando el Francisco habla de salir a la periferia significa que quien tiene nostalgia de Dios sale a encontrar a los que sufren para encontrar a Dios en sus rostros, para dejarse evangelizar por ellos”, ha subrayado. De esta manera, “el evangelizador no es el que tiene un mensaje y lo enseña, sino quien tiene, sobre todo, la necesidad de ser evangelizado”.