“Las religiones tienen que ayudar a la formación moral de las personas para que se conciencien sobre la gravedad del abuso a los niños en el mundo digital”. Esta responsabilidad ha llevado al jesuita Federico Lombardi, antiguo portavoz de la Santa Sede, a ser uno de los organizadores del congreso que se celebra en la Casina Pio IV del Vaticano el 14 y 15 de noviembre para que expertos, políticos, miembros de las organizaciones internacionales, representantes de las distintas religiones y ejecutivos de los gigantes tecnológicos Google, Apple, Amazon y Microsoft debatan sobre cómo combatir y prevenir los abusos a los niños en Internet.
El encuentro se abre con una audiencia y un discurso del papa Francisco a los participantes en la mañana del jueves 14 y se cierra con una intervención el día siguiente del secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin. Continuación del congreso celebrado hace dos años en la Pontificia Universidad Gregoriana sobre el mismo tema, el simposio está organizado por la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, la ‘Child Dignity Alliance’ y la ‘Interfaith Alliance for Safer Communities’.
“Debemos ser conscientes de que el mundo de hoy, que es digital, produce ocasiones y nuevas posibilidades de abuso y de violencia contra los menores y de mala formación de la personalidad”, destacó este martes Lombardi, advirtiendo sobre cómo estos problemas son hoy más graves” que en el pasado. “Es horrible, hay muchos menores que pueden acceder a estas realidades terribles de pornografía y maltrato con sus teléfonos móviles. ¿Cómo podemos protegerles?”, se preguntó.
Para el antiguo director de la Sala de Prensa de la Santa Sede, resulta estúpido que los consumidores de pornografía infantil consideren que no son corresponsables del problema porque se limiten a ver esas fotografías o videos. “Las imágenes vienen de crímenes violentos y al compartirlas y usarlas participan en ello. Las víctimas tal vez se suicidan porque las imágenes siguen circulando por Internet. Es algo muy grave sobre lo que debemos insistir desde un punto de vista moral”, señaló el veterano jesuita.
Para afrontar este “complejo problema” abogó por la colaboración entre líderes religiosos, operadores tecnológicos, legisladores políticos y organizaciones internacionales, ya que “nadie tiene una solución por sí solo”. Subrayó en particular la responsabilidad del sector tecnológico, que debe “prever las consecuencias y tener una responsabilidad y no sólo buscar hacer más y más dinero”.