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Maurizio Gronchi: “En ‘Amoris laetitia’ el Papa señala que al acompañar a las personas hay que mirarlas a la cara una a una”





Durante su intervención en el Congreso ‘La aportación del Papa Francisco a la teología y a la pastoral de la Iglesia’, que se celebra en el Ateneu Universitari Sant Pacià, el profesor de la Universidad Urbaniana de Roma Maurizio Gronchi ha abordado dos temas estrechamente relacionados y muy presentes en el magisterio del papa Francisco, que daban título a su conferencia: ‘La consciencia moral y el discernimiento espiritual’.

“El Papa incluye estos términos en sus cartas pastorales continuamente”, ha dicho Gronchi y, siguiendo esta línea, ha analizado las diferencias y las interrelaciones entre ambos términos, así como sus manifestaciones en las enseñanzas de Francisco.

“La moral es una consecuencia del encuentro con Jesucristo, una consecuencia de la fe para los católicos”, ha explicado. Pero, para quienes no comparten esta fe, “la moral es la consecuencia del encuentro con un ideal, con Dios o con la parte mejor de uno mismo“. “Con estas palabras el papa Francisco describe la moral, que deriva siempre de una relación de la persona con otra realidad externa a sí misma”, ha añadido.

Acompañamiento individual

“Es, a su vez, el punto de encuentro entre la realidad personal y la realidad del mundo, la respuesta personal a quién es el otro”, ha subrayado Gronchi. Sin embargo, el discernimiento “tal como se sitúa en ‘Amoris laetitia’, pertenece al cuidado pastoral de la Iglesia”.

Es, de esta manera, “la labor de acompañamiento en el crecimiento gradual de las personas”, sobre todo aquellas “que viven situaciones difíciles”, como puede ser las que nacen de una familia rota. Es en estas situaciones en las que juega un papel especialmente importante el discernimiento, ya que, “sin desmerecer la claridad de la doctrina, es necesario tener en cuenta la complejidad de las situaciones”.

Por eso, Francisco defiende que “un discernimiento particular es indispensable para acompañar pastoralmente a los separados, divorciados, etc”. La Iglesia, por su parte, “se ocupa de estas personas heridas, para que encuentren el camino de gracia”, y para acompañar e integrar a las personas “es necesario que los pastores las miren a la cara una por una, y esto es diferente a mirarlas de pareja en pareja”.

Conocer la realidad

Del mismo modo, Gronchi ha dirigido su discurso hacia la mirada de Francisco a la vocación de los jóvenes. “No únicamente al sacerdocio como cabría esperar, sino a su lugar en el mundo”, ha apostillado. Y es que, “en medio del torbellino de estímulos del continuo zapping con dos o tres pantallas, es fácil convertirse en títeres en manos de otros”.

Por ello, es importante “una consciencia que ayude a ver la acción de Dios en la vida diaria”, así como un discernimiento, por parte de la Iglesia, que la haga capaz de ofrecer el acompañamiento que necesitan y conocedora de su realidad.

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