“El silencio fue un arma terrible de humillación de las víctimas y autodefensa de los abusadores”. Así lo ha afirmado hoy el cardenal arzobispo de Valladolid en la apertura, en la Universidad de Navarra, del XXX Curso de Actualización de Derecho Canónico ‘La protección de los menores en la Iglesia’, que ha congregado a más de 250 personas.
El presidente de la Conferencia Episcopal Española ha compartido, por espacio de una hora, su reflexión sobre los abusos a menores en la Iglesia, después de vivir, en primera persona, la cumbre antiabusos a la que el papa Francisco llamó a todos los presidentes de los episcopados de la Iglesia universal el pasado febrero.
De hecho, en la primera parte de su discurso, se ha dedicado a recoger el discurso que el Papa les dirigió al término del encuentro sobre abusos, porque “tengo la convicción de que en el discurso se nos transmite a la Iglesia y la sociedad la orientación y las perspectivas para afrontar esta crisis evangélicamente”.
El cardenal ha subrayado que la Conferencia Episcopal busca con su Decreto General sobre la Protección de los Menores “una forma de proceder común entre todas las instituciones de Iglesia”. “No se puede ser más duro en una diócesis que en otra, ni tampoco más en una congregación religiosa que en cualquier otra institución eclesial”, ha aseverado.
Con “decisión y a fondo”
Blázquez ha destacado que la Iglesia ha afrontado con “decisión y a fondo” los casos de abusos, “metiendo el bisturí hasta donde haya que meterlo”. Al mismo tiempo, ha lamentado que esta cuestión en la Iglesia, la sociedad y las familias se hubiera “ocultado” de “una manera muy estudiada”.
“Hay que desenmascarar estos hechos que han dañado profundamente a las víctimas y humillado a sus familias, que han contaminado a la Iglesia y a la sociedad”, ha subrayado.
Durante su reflexión, el purpurado se ha detenido en el “poder sagrado” para arremeter contra el clericalismo. “La capacidad de un sacerdote para actuar sobre la conciencia de las personas es tan grande, que la persona abusada puede pensar: ‘Si el cura, que es ministro del Señor, me pide esto, significa que es pasable'”, ha explicado. Y ha añadido: “Entonces, los resortes de autodefensa de la conciencia disminuyen profundamente”.
“Contra el silencio que aprisiona”
Blázquez ha denunciado el silencio, que “aprisiona a la víctima en una red de poder”, lo que él cardenal ha denominado “conspiración del silencio”. “El silencio es a veces silenciamiento, porque es forzado”, ha agregado.
Para el cardenal, el silencio es coprotagonista en los casos de abusos. Eso sí, ha advertido que no deben confundirse los silencios. “El silencio a veces significa respeto a la intimidad libremente expresada”, ha reconocido. Y ha continuado: “Silencio respetuoso sí, porque hablar significa traicionar a la persona que se ha abierto con confianza, pero silencio cómplice, no”.
Parafraseando a una dominica francesa, ha reconocido que el abuso sexual es “un abuso del alma”, porque “se usa el nombre del Señor para torcer voluntades”.