El papa Francisco ha enviado un mensaje con motivo de la apertura de la segunda sesión ordinaria del Consejo Directivo del Programa Mundial de Alimentos, que concluye el próximo 21 de noviembre. Así, Francisco ha exhortado a la organización, en su búsqueda de iniciativas para hacer efectiva la lucha contra el hambre en el mundo, a trabajar en “medidas que erradiquen el desperdicio de alimentos”, un fenómeno que “interpela cada día más nuestras conciencias”.
“En muchos lugares, hermanos nuestros no pueden alimentarse ni sana ni suficientemente, mientras que en otros lados se malgasta y se derrocha sin control”, ha denunciado Francisco. “Es la paradoja de la abundancia”, ha dicho, haciendo referencia a cómo lo denominó san Juan Pablo II. “Esto sigue siendo un obstáculo para resolver el problema de la nutrición de la humanidad”, ha apostillado.
En esta paradoja “existen mecanismos de superficialidad, negligencia y egoísmo que están en la base de esta cultura del derroche”, ha subrayado el Papa. Algo ante lo que “si no se toma conciencia”, será “difícil alcanzar los compromisos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, y no se podrán lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de Naciones Unidas”.
Labor de todos
Sin embargo, Francisco ha señalado que para llegar a esa meta no le corresponde trabajar “sólo a los Organismos Internacionales ni a los Gobiernos”, sino que compete “a todos”. Desde “la familia, la escuela o los medios de comunicación”, que “tienen una importante tarea en la educación y en la sensibilización”. En este sentido, “nadie puede quedar al margen de la lucha contra esta cultura que va sofocando a tantas personas, especialmente a los pobres y vulnerables de la sociedad”.
El Programa Mundial de Alimentos contribuye a esta causa con su campaña global Stop Desperdicio, que pone de manifiesto que el derroche de alimentos lacera la vida de muchas personas y vuelve inviable el progreso de los pueblos. “Si queremos construir un futuro en el que nadie quede excluido, tenemos que plantear un presente que evite radicalmente el despilfarro de comida”, ha apuntado el Papa.
La Iglesia, comprometida
“Juntos, sin perder tiempo, aunando recursos e ideas, podremos presentar un estilo de vida que dé la importancia que merecen los alimentos”, ha añadido. Un nuevo estilo de vida que “consiste en estimar en su justo valor lo que la madre Tierra nos da, y tendrá una repercusión para toda la humanidad”.
“Les aseguro, por último, que la Iglesia Católica trabaja por fomentar la solidaridad entre todos los hombres, y desea colaborar con el Programa Mundial de Alimentos, reafirmando que todo ser humano tiene derecho a una alimentación saludable y sostenible, ha añadido.