Por ahora, nadie ha conseguido desbloquear la crisis institucional, política y social que se vive en Bolivia desde que, el 10 de noviembre, el ejército apoyara las denuncias de miles de manifestantes (pagando un alto precio por ello, con 20 víctimas causadas por la policía) y forzara la renuncia a la presidencia de Evo Morales, acusándole de manipular las recientes elecciones generales.
Solo dos días después, el martes 12, la opositora Jeanine Áñez, hasta entonces vicepresidenta segunda del Senado, fue proclamada presidenta. Lo fue en una ceremonia en el propio Palacio Presidencial (donde entró portando un ejemplar de las Sagradas Escrituras y proclamando solemne que “la Biblia ha vuelto al Palacio), tras las consecuentes renuncias del vicepresidente del Gobierno, Álvaro García Linera; la presidenta del Senado, Adriana Salvatierra; y el presidente de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, todos ellos militantes del Movimiento Al Socialismo, la formación de Evo Morales.
No fue en el Parlamento
Dicho partido, eso sí, consiguió sabotear previamente la sesión de investidura en el Parlamento, haciendo valer su teórica mayoría. Y es que, al no presentarse sus representantes, no hubo quórum suficiente para poder llegar a votar.
Con todo, al jurar Áñez la presidencia del Ejecutivo, desde el primer momento se aseguró que lo hacía de un modo “interino”, siempre con el teórico fin de convocar de un modo inmediato unos nuevos comicios. Algo que por ahora no se ha producido. Al contrario, la mandataria está firmando polémicos decretos, como el que permite a las fuerzas armadas reprimir posibles manifestaciones en su contra y, llegado el caso, no tener que asumir responsabilidad alguna en caso de que se produzcan víctimas mortales.
Junto a la UE y la ONU
En pleno callejón sin salida, la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) ha dado un paso al frente y, tras conseguir que se sumen a su reclamación los representantes en el país de la Unión Europea y la ONU, ha llamado “al Gobierno nacional, a los partidos y a los representantes de la sociedad a un diálogo”. Así lo demandó, en una rueda de prensa el lunes 18, el secretario general del Episcopado, Aurelio Pesoa.
“El diálogo –se profundiza en un comunicado de los pastores bolivianos, que desde el principio apoyaron la salida del poder de Evo Morales y recalcaron que no se había tratado de un “golpe de Estado”– es el camino apropiado para superar las diferencias entre bolivianos. Por ello, llamamos a acudir a esta convocatoria. Celebrar nuevas elecciones, transparentes y confiables, es el mejor camino para superar las diferencias de un modo democrática y pacífica”.
Evo Morales apela al Papa
Mientras, desde su exilio en México, Morales ha pedido a la comunidad internacional que medie en su país. Una llamada en la que ha incluido explícitamente al papa Francisco.