México

Carlos Aguiar: “Las nuevas diócesis nacen para que el pastor esté cerca de los fieles”





El 7 de diciembre se cumplen dos años del nombramiento del cardenal Carlos Aguiar Retes como arzobispo primado de México, un cargo del que tomó posesión en febrero de 2018. En el tiempo pasado desde entonces, ha tratado de aterrizar las reformas impulsadas por el papa Francisco mientras reorganizaba la arquidiócesis primada del país latinoamericano, de la que se han desgajado a principios de noviembre tres nuevas diócesis: Iztapalapa, Xochimilco y Azcapotzalco .

PREGUNTA.- ¿Qué le pidió el Pontífice para la arquidiócesis y para todo el país, dada su responsabilidad también como primado?

RESPUESTA.- El Papa me sorprendió con mi nombramiento, que no me esperaba. Yo llevaba poco más de nueve años en Tlalnepantla con un proyecto que el Papa conocía, en el que íbamos pasando a una Iglesia misionera a través de pequeñas comunidades en cada parroquia. Son unas 1.500 presentes en 200 parroquias y a las que pertenecen unas 18.000 personas. Se trata de ir llamando a la gente que no participa, que está distante. Por eso es una expresión de Iglesia en salida.

P.- ¿Conocía usted bien la Arquidiócesis de México?

R.- No las entrañas de la arquidiócesis, pero sí el flujo migratorio constante de trabajadores que van y vienen entre Ciudad de México y Tlalnepantla. Y también los problemas políticos y civiles. Estaba uno allí, en el mismo valle. No me era extraño el mundo social y civil ni la pluriculturalidad, pero tenía un conocimiento superficial de la estructura de la Iglesia local, que es muy amplia. Hasta el nacimiento de las tres nuevas diócesis, la arquidiócesis tenía 650 sacerdotes diocesanos y cerca de 950 religiosos.

Diócesis homogéneas con tradiciones propias

P.- ¿Y qué le pidió el Papa para la Arquidiócesis de México?

R.- Le comenté el planteamiento sobre la creación de nuevas diócesis, que ya existía de antes, pero que no se llevó a cabo porque el cardenal Norberto Rivera consideró que no era conveniente. Hablé sobre ello con el Santo Padre, que me contó su experiencia en Buenos Aires y cómo vivieron estos procesos otras arquidiócesis como Manila, París, Bogotá o Sao Paulo. Hubo siempre dificultades al inicio, pero luego se resolvieron.

También conversé con el Papa sobre los obispos auxiliares. La mayoría ya llevaba allí muchos años, entre siete y 12 años. Ya les había dicho que les iba a proponer para que fueran trasladados a alguna diócesis como obispos diocesanos y que iba a pedir nuevos obispos auxiliares. Y el tercer tema que traté fue que, tras la reorganización, al frente de las vicarías iba a estar un sacerdote y no un obispo.

P.- ¿Por qué se plantearon estas tres diócesis en particular?

R.- Iztapalapa, Xochimilco y Azcapotzalco tienen identidad, una cierta homogeneidad y, sobre todo, tradiciones propias. No eran parte de la Ciudad de México, sino pueblos que pertenecían al territorio que luego englobó lo que antes se llamaba el Distrito Federal. Eran pueblos que ya vienen desde el siglo XVI y algunos incluso antes, pues eran pueblos indígenas.

P.- ¿Es cierto que, cuando llegó a la arquidiócesis, estaba casi en bancarrota?

R.- No en bancarrota, pero ya me dijo el cardenal Norberto Rivera que, lo que entraba, salía. No había fondos. Pero eso no significa que no se pagara lo que se debiera. Ahora hemos hecho una centralización de la administración, porque había 22 instancias diocesanas autónomas que no rendían cuentas. Hoy todas están subordinadas, menos la basílica de Guadalupe, que tiene su propio regidor y ya estaba bastante bien organizada.

Curas críticos

P.- ¿Cómo interpreta las críticas de una parte del clero de la arquidiócesis?

R.- Es un pequeño grupo que hace mucho ruido. Está muy pendiente de ver dónde puede hacer una crítica. Las críticas primero hay que aceptarlas; no me importa mucho que sean negativas siempre que sean constructivas. Si no lo son, no las atiendo, pues debemos atender a la mayoría del clero, que va entrando, conociendo, aceptando y trabajando.

P.- ¿En qué situación están ahora mismo las vocaciones en la diócesis?

R.- De momento, son apenas suficientes. Pero tengo muchas esperanzas de que vayan a crecer. Las cifras se han mantenido, con sus cambios de un año a otro, pues las generaciones son distintas. Las tres nuevas diócesis tendrán sus propios presbiterios y se llevarán a los seminaristas que son originarios de allá, por lo que la cifra, evidentemente, bajará.

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