La agenda pública de la gira de Francisco por Tatilandia y Japón ha arrancado esta mañana en la sede del Gobierno de Tailandia, donde ha mantenido un encuentro con el primer ministro de Tailandia, el general Prayuth Chan-ocha, un general golpista que lideró durante el último quinquenio la junta militar, elegido en las urnas como nuevo jefe de Gobierno y que hoy por hoy también es el ministro de Defensa.
“No puedo dejar de manifestar mis mejores augurios después de las recientes elecciones, que han significado un retorno al normal proceso democrático”, subrayó en su primer discurso en suelo tailandés. Estas reflexiones del Papa son especialmente significativas, después de que el pasado julio se estrenara nuevo Ejecutivo de corte continuista después de cinco años de régimen militar.
Francisco hizo partícipe al Ejecutivo tailandés de algunos de los problemas globales del planeta que exigen “un firme compromiso con la justicia internacional y la solidaridad entre los pueblos”.
El Papa también aplaudió el trabajo de los poderes públicos de Tailandia en favor del “respeto y aprecio por las diferentes culturas, grupos religiosos, pensamientos e ideas”, subrayando la creación de una comisión ético-social de la que forma parte la Iglesia católica.
A partir de ahí reivindicó el papel de la Iglesia en el país, para trabajar por los valores que recogen el himno tailandés: ser “pacíficos y cariñosos, pero no cobardes; y con el propósito firme de enfrentar todo aquello que ignore el grito de tantos hermanos y hermanas nuestros que anhelan ser liberados del yugo de la pobreza, la violencia y la injusticia”. No en vano, hay que tener en cuenta que los católicos representan a apenas un 4 por ciento de los 70 millones de tailandeses. Pero, sobre todo
El Papa recordó que “esta tierra tiene como nombre ‘libertad’. Sabemos que esta sólo es posible si somos capaces de sentirnos corresponsables unos de otros y superar cualquier forma de desigualdad”.
“Es necesario entonces trabajar para que las personas y las comunidades puedan tener acceso a la educación, a un trabajo digno, a la asistencia sanitaria, y de este modo alcanzar los mínimos indispensables de sustentabilidad que posibiliten un desarrollo humano integral”, reivindicó, para sacar a continuación la cara por los migrantes y valorar la acogida de Tailandia a este colectivo
“La crisis migratoria mundial no puede ser ignorada”, aseveró el Papa argentino que, desde Bangkok, llamó una vez más a la comunidad internacional actuar “con responsabilidad y previsión” para que “pueda resolver los problemas que llevan a este éxodo trágico, y promueva una migración segura, ordenada y regulada”.
Así, puso en primer plano a “todas aquellas mujeres y niños de nuestro tiempo que son particularmente vulnerados, violentados y expuestos a toda forma de explotación, esclavitud, violencia y abuso”. “Manifiesto mi reconocimiento al gobierno tailandés por sus esfuerzos para extirpar este flagelo”, aplaudió Francisco.
El Papa expresó en voz alta cómo “hoy más que nunca nuestras sociedades necesitan ‘artesanos de la hospitalidad’, hombres y mujeres comprometidos con el desarrollo integral de todos los pueblos dentro de una familia humana que se comprometa a vivir en la justicia, la solidaridad y la armonía fraterna”.