La Iglesia muestra su dolor por los tres migrantes muertos y diez desaparecidos en las costas de Melilla

  • La Diócesis de Málaga, Cáritas y la Delegación de Migraciones se han pronunciado por el último naufragio en la costa de Melilla
  • “No podemos olvidar que son hermanos nuestros y no material descartable”, han subrayado

La Iglesia muestra su dolor por los tres migrantes muertos y diez desaparecidos en las costas de

La Diócesis de Málaga se ha pronunciado hoy, 27 de noviembre, por el naufragio y muerte, por el momento, de tres personas cerca de la costa de Melilla. A su declaración, por medio de un comunicado, se han unido Cáritas Diocesana y la Delegación de Migraciones de la Diócesis de Málaga, quienes “muestran su profundo dolor por la pérdida de estas vidas humanas”, así como su “solidaridad con los familiares de las víctimas”.

Atendiendo a los datos oficiales, que revelan que a bordo de la embarcación habría unas 78 personas, de las cuales 59 han sido rescatadas, la Diócesis ha subrayado su preocupación por “la situación de los desaparecidos”. Asimismo, han apuntado que entre las personas que se encontraban a bordo había “varios menores de edad”, y cinco adultos que “se encuentran en estado grave”.

Acoger al inmigrante

“Agradecemos a las personas e instituciones de salvamento y acogida la inestimable labor que realizan”, han afirmado, denunciando que no se puede “permitir que la frecuencia de estas tragedias terminen insensibilizándonos”. “Como discípulos de Cristo”, continúa el comunicado, “no podemos olvidar que son hermanos nuestros y no material descartable”, así como que “nadie inicia un éxodo tan difícil y duro por mero afán de aventura, voluntariamente, sino huyendo de la penuria del hambre, de la guerra o de la persecución religiosa”. Por todo ello, han animado a la comunidad eclesial a “acoger a los inmigrantes como hermanos”.

De la misma manera, la Diócesis, junto a Cáritas y la Delegación de Migraciones, han querido denunciar “las situaciones de injusticia que impulsan a estas personas a dejar su familia y su tierra buscando un futuro mejor”, y han apostillado que “las víctimas habrían podido contribuir a la construcción de una sociedad mejor, más justa y fraterna, que con su pérdida queda irremediablemente empobrecida”.

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