Culturas

Las claves de las mejores profesoras de España para redescubrir el Día del Maestro

  • En la fiesta de San José de Calasanz, Mar Martín y Carmen González tras pasar por el XV Congreso de Escuelas Católicas comparten su visión sobre la profesión con Vida Nueva
  • La innovación, el peso de la burocracia, la imagen social, las nuevas necesidades… entre los elementos a los que se enfrentan a diario los docentes





Aunque cada país va un poco a lo suyo en lo de celebrar el Día del Maestro, la tradición española es que este día de reconocimiento de los docentes se celebra el 27 de noviembre y su referencia es san José de Calasanz. Aunque la España de las autonomías traslade a capricho la jornada no lectiva en función de otras festividades, Vida Nueva ha conversado de los retos y sueños de la profesión con dos de las maestras que más huella han dejado en el pasado XV Congreso de Escuelas Católicas ‘#Magister. Educar para dar vida’ dedicado precisamente a la figura del docente.

Siempre formados

Para Mar Martín, directora titular del Colegio Compañía de María en Zaragoza, es una “profesión de vocación que exige muchísima preparación, cada vez más”, ya que hay que estar “en constante evolución y aprendiendo cosas nuevas” porque hay que estar “atentos a lo que está pasando en su contexto para el desarrollo personal, social y académico del alumno”. Además, para ella, una “mochila” que ayuda en el camino educativo es “tener algo más que una mera sintonía con el carácter propio y el mensaje del Evangelio ya que si no sería muy complicado transmitirlo”.

En el contexto actual, en la educación tiene una carga fuerte el uso de la tecnología, los idiomas o los nuevos modelos de enseñanza-aprendizaje, conocer los métodos de aprender a enseñar… aunque no se deben olvidar las “habilidades humanas para relacionarse con todos, el trabajo en equipo haciéndolo de manera coordinada y consensuada para que salga adelante”, señala. Algo que requiere tiempo y atención.

“Me encantaría que las personas que lleguen al centro consigan encontrar un camino para su desarrollo personal y que le permita llevar una vida plena, que estén motivados hacia la vida y la transformación social”, confiesa pensando en los futuros alumnos. “Me gustaría formar parte de alguna manera en esos proyectos de vida que se fraguan en los alumnos en su paso por el colegio”, afirma.

Guía y modelo de referencia

Por su parte, Carmen González, del Equipo de Educación y Evangelización en la Provincia Marista Compostela y profesora en el centro marista de Salamanca, ve la profesión como ser “una especie de guía y un modelo de referencia”, ya que hay que ayudar a que los niños encuentren “modelos alternativos a ‘influencers’ y ‘youtubers’”. Para ello, señala, hay que “conocer muy bien su mundo y, desde ahí, ayudarles a conocer otros modelos”.

Ante la “interferencia” social que ha crecido en la labor de los docentes, lamenta que la política use “la educación como arma arrojadiza”, lo que implica presiones que impiden que el docente se “empodere para tomar el control del aula y aplicar lo que necesita ese alumnado”. De esta manera, asegura, se eliminaría los problemas de autoestima o la sensación de que continuamente se ponen trabas al trabajo educativo.

La fuerza de la creatividad

Más allá de la burocracia o los procesos complejos de gestión –algo que multiplica siempre un cambio de ley–, González apuesta por “centrarnos en la programación de aula, sin pensar que cumplir la programación se confunde en acabar el libro”. “La mirada tiene que estar puesta en avanzar y acompañar las necesidades y respuestas de los alumnos”, apunta. “Si hay una vocación, encuentras sentido a todo el trabajo que haces ya que se produce un cambio, ves que el alumno avanza, se hace preguntas… cobra sentido a tu profesión y el esfuerzo que supone, que es mucho, está justificado”, opina.

Carmen González imparte Música y Biología y ve la creatividad como una herramienta para trabajar con los hemisferios cerebrales. “Los alumnos  tienen que darse cuenta de que pueden crear cosas más potentes, incluyendo actividades de movimiento, visioespaciales… mi experiencia y mi recorrido hace que haya aprendido que tengo que defender por qué hago las cosas por eso se me ha ido parte del miedo a la hora de aplicar la creatividad, aprender respuestas diferentes a un problema dado frente al pensamiento único… es esencial”, concluye.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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