“Urge pasar de la ‘globalización de la indiferencia’ a la ‘globalización de la justicia y la solidaridad’. Ahí veremos florecer el país que todos queremos, armónico, equitativo y en paz” reflexionó Fernando Chomalí, arzobispo de Concepción, en reciente comunicado público. Pastor de una de las 3 diócesis más grandes del país y sede de multitudinarias manifestaciones sociales, Chomalí inicia su reflexión indicando las causas de esta rebelión, todas ellas derivadas de un modelo económico llevado al extremo provocando injusticia, inequidad, frustración, abusos de poder, fraudes y más, sin sanción proporcional.
“El bien común, afirma el arzobispo, sólo se logra con la suma de acciones humanas empeñadas en la dirección de lograr justicia social, equidad y fraternidad. ¡Es tarea de todos! El actual sistema escolar, laboral y familiar no sólo no ayuda a lograr este noble fin, sino que daña enormemente el tejido social, porque son causas de inequidad, de segregación, de tensiones personales y familiares y de frustraciones”.
Una vida digna
Su llamado al aporte de cada uno a construir un entorno de justicia y solidaridad, como fundamentos de la paz, se ha concretado en incentivar también que la iglesia promueva cabildos de análisis de las causas de estas manifestaciones y búsqueda de los cambios que se requieren.
Lo mismo está ocurriendo en varias otras diócesis. Así lo hace Copiapó, en el norte, organizando conversatorios y cabildos como “espacios abiertos donde encontrarse para reflexionar sobre la construcción de un nuevo Chile, con acceso a una vida digna para todos sus habitantes”, afirma el Departamento de Comunicaciones de la Iglesia de Atacama.
Por su parte, las Vicarías para la Educación y de Pastoral Social Cáritas del Arzobispado de Santiago, junto a la Universidad Católica Silva Henríquez, han desarrollado materiales para realizar Cabildos en espacios eclesiales abiertos a la comunidad y los ofrecen en una web especial, gratis.
Allí se encuentra una metodología, materiales de apoyo y una herramienta on-line para registrar el trabajo desarrollado. Una vez finalizados los cabildos y subidas las fichas a la plataforma, los organizadores procederán a sistematizar las propuestas y se publicarán en un documento que será enviado a las comunidades participantes, organizaciones sociales, medios de comunicación, Gobierno de Chile y Congreso Nacional.
Escarbar más a fondo
En su Consejo Diocesano Pastoral, con casi cien participantes, la diócesis de Talca abordó la situación del país utilizando la metodología propuesta por la Conferencia Episcopal de Chile para analizar la crisis de la iglesia. El Administrador Apostólico, obispo Galo Fernández, dijo que “el primer paso es mirar con detención los signos de los tiempos, un segundo paso es interpretar, y hay que escarbar más a fondo, de dónde proviene este despertar, qué es lo ha despertado, qué es lo que ha estado dormido; si hablamos de respeto a la diversidad, dónde se ha manifestado que no ha habido respeto y de qué respeto estamos hablando, para percibir aquello en que la Iglesia puede aportar”.
A través del programa “Pueblo de Dios, camino de esperanza”, la iglesia chilena busca diseñar, con participación amplia de todo el Pueblo de Dios, una nueva forma de ser iglesia. Lo plantea como asumir la unción del Espíritu, para que cada uno, cada comunidad, cada diócesis pueda -con verdad y libertad- mirar de frente lo que está sucediendo, interpretar en ello el querer de Dios y elegir lo que Dios nos pide en este momento de la historia.
Conscientes de que la iglesia no puede continuar igual después de la crisis que ha vivido, constatan la necesidad de iniciar un discernimiento profundo, comunitario y extensivo de su realidad como Pueblo de Dios en Chile, en cuanto organización humana con sus estructuras y sus modos de relación.
Nueva manera de ser iglesia
Para ello han diseñado una metodología que está siendo aplicada en las diócesis, a través de sus parroquias para abrir al máximo la participación.
Se proponen discernir las relaciones interpersonales para erradicar prácticas ofensivas; la organización y gestión para abrirlas a la diversidad poniendo el centro en las personas; y los signos de los tiempos para identificar los desafíos que Dios pone a la Iglesia hoy. Para ello siguen 3 momentos del discernimiento: reconocer, interpretar y elegir.
Los aportes de las parroquias se reunirán en cada diócesis y luego llegarán a una Asamblea Eclesial Nacional prevista para mayo del 2020.
En algunas diócesis se ha integrado la mirada a la crisis social del país, marcada por el abuso de poder que ha provocado el actual estallido social, con el discernimiento eclesial también marcado por el abuso y que busca una nueva manera de ser iglesia, fermento de una nueva sociedad.
El clero de la arquidiócesis de Concepción, animados por Renzo Ramelli, secretario adjunto de la Conferencia Episcopal de Chile, expresó que todos los católicos deben “participar activamente en los distintos espacios de manifestación, de diálogo, cabildos y encuentros” y agregó que es importante definir el rol de la iglesia en este momento porque “no sólo el pueblo de Dios nos clamó como Iglesia, sino también el pueblo chileno nos está clamando como Iglesia. Tenemos que reflexionar lo que Dios nos quiere decir en esta hora de la historia de Chile”, concluyó.