Tal y como había anunciado en un comunicado tras la polémica levantada por la fiscalía al pedir una orden internacional de detención, el exobispo de Orán, Gustavo Zanchetta, asistió el 27 de noviembre a la audiencia fijada por la titular del juzgado de esa ciudad argentina a efectos de ratificar el domicilio procesal.
Zanchetta, que fue obispo esa diócesis entre 2013 y 2017, acudió acompañado de su abogado canónico, el español Javier Belda, quien sigue el caso por las denuncias por presunto abusos sexuales a dos seminaristas.
La llegada del religioso fue seguida con mucha expectación en Argentina, después de que la semana pasada trascendiese que la fiscal había solicitado una orden de detención internacional y la declaración de rebeldía, que no fue tenida en consideración por la jueza al entender que estaba en plazo para comparecer, pues la cita era el 27 de noviembre.
El propio Zanchetta, a través de Belda, emitió un comunicado asegurando que comparecería el día fijado y que “no se encuentra en paradero desconocido ni refugiado en ningún sitio, ni huido de la justicia, sino que se encuentra en la residencia indicada a las autoridades judiciales”, en el Vaticano.
Ya durante la audiencia, la fiscal volvió a pedir medidas restrictivas contra el religioso, señalando que las huellas dactilares del encausado estaban irreconocibles con la intención de que se le volviese a practicar la toma, cuestión esta que tampoco fue tomada en consideración por la jueza, que hizo venir al equipo de funcionarios para realizar una toma de huellas en el juzgado y evitar de esa manera “un nuevo paseo a comisaría”, según ha podido saber Vida Nueva.
El caso Zanchetta cobró gran notoriedad debido a la relación de confianza que tenía con el papa Francisco. Así, tras su sorpresiva renuncia en julio de 2017, en principio por motivos de salud, Zanchetta se trasladó al Vaticano, donde Francisco le nombró asesor de la Administración del Patrimonio de la Santa Sede (APSA). Posteriormente se confirmó la existencia de acusaciones por presuntos abusos, para lo cual se han presentado fotografías de contenido sexual que habrían sido enviadas desde su teléfono móvil.
En este sentido, y según ha sabido esta revista, la defensa presentará un informe firmado por un médico y profesor de la Universidad de Cádiz en el que demostraría que las fotografías estarían trucadas, dado que hay una serie de imágenes donde determinadas partes del cuerpo “no corresponden a los del mismo individuo”.
En el Vaticano, por otra parte, sigue en curso en la Congregación para la Doctrina de la Fe el proceso canónico que el propio Papa encargó cuando comprobó las existencias de esas denuncias y recabó información de primera mano.