Colombia

La Iglesia del pacífico y suroccidente colombiano pide que el diálogo nacional sirva para “el desmonte de organizaciones subversivas e ilegales”

  • Los obispos de estas zonas han expresado su respaldo a las movilizaciones “pacíficas y constructivas de la protesta social”
  • Además han rechazado las acciones de violencia y criminalidad que “algunos oportunistas han aprovechado en torno a la movilización social”





La Iglesia de la región del pacífico y suroccidente de Colombia, que comprende  las jurisdicciones eclesiales de Cali, Popayán, Quibdó, Palmira, Ipiales, Buenaventura y Apartadó, en voz de sus obispos, ha expresado su respaldo a las movilizaciones “pacíficas y constructivas de la protesta social” frente a las dificultades –que aseguran reconocer–  en materia de inequidad social, corrupción, exclusión y diversas violencias.

Por estos motivos, los prelados que presiden estas regiones históricamente abandonadas por el Estado, han también valorado la voluntad de explorar y concretar el diálogo nacional de mutua responsabilidad, al mismo tiempo hacen votos para que este diálogo sirva para “el desmonte de las organizaciones subversivas e ilegales que actúan en los territorios”.

Mantener la unidad

Además han expresado su rechazo ante las acciones de violencia y criminalidad que “algunos oportunistas han aprovechado en torno a la movilización social” como también han invitado a la fuerza pública a evitar todo exceso en el ejercicio de su función constitucional.

Toda vez que también han pedido al pueblo colombiano “a fortalecer su coherencia y firmeza en rechazar el armamentismo social y la solución militarista y violenta de los conflictos”, porque es solo a través del compromiso de la unidad como lograrán salir juntos de la guerra, narco-economía, corrupción política y las graves injusticias sociales.

Escuchar al pueblo

Asimismo solicitan al Gobierno nacional y a sus instituciones en todos los niveles así como también a los gremios económicos del país a acoger el clamor de los jóvenes, estudiantes, campesinos, indígenas, mujeres, afrodescendientes, entre otros, quienes “se sienten avocados de exigir sus derechos por medio de la resistencia ciudadana en las calles”.

Finalmente a las autoridades departamentales y municipales recién electas las han invitado a definir una pedagogía de participación y de inclusión social, que lleve a acciones solidarias con los más sufridos, autogestión comunitaria y, sobre todo, superar “los desafortunados altos índices de corrupción en esta región”.

Foto: Somos Pacífico

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