La sintonía del papa Francisco con el ‘poverello’ de Asís se va a plasmar de nuevo este domingo, con la visita a Greccio y la publicación de una carta sobre la espiritualidad del belén navideño. El Papa comienza así el adviento de la manos de su santo de referencia, que es también el santo de los belenes.
La tradición sitúa el inicio de las representaciones y figuras del belén en Greccio, en la provincia italiana de Rieti, y no en Asís. En este pequeño pueblo, famoso por sus aguas termales, surgió la representación del nacimiento –de hecho, tanto Asís como Greccio están hermanadas con la palestina Belén–.
La nueva Belén
Han pasado muchos años desde que en 1223, en una cueva cercana al castillo de Greccio, cuando san Francisco de Asís y un grupo de franciscanos prepararon un altar sobre un pesebre, junto al que colocaron una mula y un buey. Unos campesinos interpretaban los personajes de la narración del evangelio de san Lucas. Aquella noche, escribió uno de los frailes, “se rindió honor a la sencillez, se exaltó la pobreza, se alabó la humildad y Greccio se convirtió en una nueva Belén”.
Aquella celebración de la eucaristía de Navidad en la que todos los fieles formaban parte de aquel Belén viviente no se olvidó jamás. Cuentan que la gente volvió contenta a sus casas, llevándose como recuerdo la paja, que luego se demostró una buena medicina para curar a los animales.
La humilde grandeza
Como recordó Benedicto XVI en una catequesis sobre la Navidad, el 23 de diciembre de 2009, para mostrar “esta particular devoción al misterio de la Encarnación”, probablemente, san Francisco “se inspiró durante su peregrinación a Tierra Santa y en el pesebre de Santa María la Mayor en Roma”, donde se veneran las reliquias de madera del pesebre. “Lo que animaba al ‘Poverello’ de Asís era el deseo de experimentar de forma concreta, viva y actual la humilde grandeza del acontecimiento del nacimiento del Niño Jesús y de comunicar su alegría a todos”, concluía.
Ahora el papa Francisco visita Greccio. Hoy en la localidad hay una exposición internacional de belenes y la escena está inmortalizada en la Basílica de San Francisco en Asís donde Giotto ha dejado constancia de la historia en uno de sus frescos del presbiterio. En ella es el propio diácono san Francisco quien coloca al Niño Jesús, una imagen que se repite en otros belenes franciscanos.
Desde Greccio para el mundo, otro Francisco, el papa Bergoglio, hará que resuene de nuevo el mensaje de la Navidad, acompañado en esta ocasión con el regalo de una carta papal.