El 1 de diciembre se conmemora el Día de la Lucha contra el Sida, una batalla que continua en nuestros días y en las instituciones católica, como la Casa Samuel de Cáritas Diocesana de Salamanca, esto se comprueba a diario. Su coordinadora, Ana Arnés, repasa para Vida Nueva como ha cambiado la percepción y el compromiso de los católicos en la cuestión, ya que el proyecto ha cumplido 25 años. “En los primeros años acompañábamos a morir con dignidad y ahora acompañamos a vivir con dignidad, porque en la Casa hay vida y hay esperanza”, recalca.
PREGUNTA.- El 1 de diciembre se celebra en día de la lucha contra el Sida, ¿sigue siendo necesaria esta jornada ahora que la enfermedad no ocupa los titulares de antaño?
RESPUESTA.- Efectivamente sigue siendo necesaria. Si bien es cierto que la manera de afrontar la enfermedad ha variado, en el plano social, sin embargo, no se han producido avances tan significativos y hoy día, desde nuestra experiencia, seguimos percibiendo que la reducción del estigma y la discriminación asociados al VIH lejos de haberse superado continúan siendo una asignatura pendiente en nuestro entorno.
Ello nos exige seguir apostando por garantizar los derechos de las personas que viven con VIH, sensibilizando para que el VIH y el Sida deje de ser motivo de exclusión de las personas en cualquier ámbito de la vida: en el personal, en el familiar, en el laboral ni en la comunidad en la que vive. Y paralelamente luchar por el derecho a la visibilidad, que la persona que vive con VIH pueda decir con libertad si lo desea la enfermedad que padece sin miedo al rechazo y la discriminación.
P.- ¿Cómo han cambiado las personas que llegan hasta vuestra casa en estos 25 años?
R.- En los primeros años las personas llegaban en una situación muy delicada de salud, en estado ya terminal, aquellos años la enfermedad era mortal y hablábamos de acompañar a morir con dignidad. A partir del año 96, los nuevos tratamientos antirrerovirales consiguieron mejorar la calidad de vida de las personas seropositivas y hoy día es considerada una enfermedad crónica.
Sin embargo, hoy día nosotros seguimos percibiendo que sigue existiendo un número importante de personas que por motivos diversos siguen necesitando un centro dónde mejorar su calidad de vida, cubrir sus necesidades básicas, recibir atención y cuidados paliativos si se encuentra en una fase terminal o realizar un proceso de promoción e integración social que le permita ser lo más autónomo posible. Por ello, continúa siendo necesario un recurso residencial como es la Casa de Acogida un alojamiento de media y larga estación que palie los problemas de salud de las personas con VIH/Sida que se encuentran en situación de exclusión social.
Constatamos así mismo que va en aumento las solicitudes de personas con problemas de salud mental, problemas de toxicomanías y patologías duales, de mayor edad (actualmente la media es de 52 años por lo que nos enfrentamos al reto del envejecimiento) así como personas muy estables en su infección por VIH, pero con graves problemas de salud asociados. Ello hace que convivan en la Casa personas con una situación clínica de SIDA en estadio C3, cuya situación de salud es severa o crítica o con un grado de discapacidad grave, con otras personas con una mayor autonomía para poder realizar las actividades básicas de la vida diaria.
P.- ¿Qué tipo de atenciones reciben?
R.- Ofrece a las personas un espacio residencial y de convivencia idóneo en el que las personas, además de disponer de un alojamiento en condiciones dignas y cubiertas sus necesidades básicas tengan un apoyo bio-psico-social acorde a su situación y necesidades. Cada persona en función de sus posibilidades y capacidades puede participar en diferentes actividades relacionales, ocupacionales, formativas y laborales.
El fin es iniciar un proceso de recuperación personal que le permita alcanzar el mayor grado de autonomía personal y de participación social posible, desde el desarrollo de sus propias capacidades y potencialidades. Siempre que es viable se acompaña en el proceso de salida de la Casa para vivir de manera autónoma. La Casa está ubicada en la ciudad de Salamanca. Tiene 14 plazas.
P.- ¿En qué sentido es la atención a los afectados por VIH/Sida una tarea de la Iglesia?
R.- Cáritas Diocesana de Salamanca es la organización de la Iglesia Católica que pretende dar respuesta las realidades de pobreza y exclusión social en el ámbito de la Diócesis de Salamanca. Esta respuesta la realiza desde cuatro dimensiones: la acogida a personas en situación de vulnerabilidad y necesidad; la promoción e integración con las personas en situación de pobreza y exclusión social; la animación de la comunidad en la que todos nos sintamos responsables de los demás e impulsemos la comunicación cristiana de bienes y el compromiso a través de la formación, sensibilización y denuncia.
Es en este contexto desde donde Cáritas apuesta por la atención a las personas que viven con VIH y Sida que se encuentran en situación de exclusión social y de máxima vulnerabilidad, “los últimos”, los que menos oportunidades tienen. Y es en esta apuesta decidida por los más vulnerables por lo que mantiene una Casa de Acogida para personas con VIH y Sida que acaba de cumplir 25 años.