El Papa ha mostrado hoy su hondo pesar por la nueva escalada de violencia que vive Irak. “Estoy siguiendo la situación con preocupación”, destacó Francisco tras el rezo del ángelus a los cientos de fieles que le escuchaban en la plaza de San Pedro.
“He conocido con dolor que las protestas en los últimos días han recibido una reacción severa, que ha causado decenas de víctimas. Rezo por los muertos y los heridos. Estoy cerca de sus familias y de todo el pueblo, invocando la paz y la concordia de Dios”, señaló enérgico el Papa sobre los más de 300 muertos en las manifestaciones en territorio iraquí que también ha llevado a arrestar a miles de personas.
El clamor del Papa se suma al de la comunidad católica iraquí, que desde hace más de un mes viene reclamando al Gobierno que no desoiga el sufrimiento del pueblo. Así lo ha expresado el cardenal Louis Sako, patriarca de los caldeos, que se está volcando en primera persona en acompañar y asistir a los heridos y los enfermos.
“Estas personas buscan justicia y un futuro mejor y han podido derribar las barreras sectarias que dividen a los iraquíes, unirlos y decir que Irak viene antes que todo”, reflexiona Sako sobre esta nueva crisis que se cierne sobre el país. Lo cierto, es que a lo largo de este tiempo, lejos de calmarse los ánimos, la presión ha aumentado especialmente sobre Bagdad, Nayaf, Basora y Nasriya.