La Conferencia Episcopal australiana, bajo presión. Por mandato judicial, los sacerdotes del país estarían obligados a denunciar cualquier información que obtengan acerca de un caso de abusos a menores, incluso si esta información es revelada dentro del secreto de confesión.
Esta decisión forma parte de un acuerdo entre la Fiscalía General Estatal y la Federal, después de que distintos estados del país ya contemplasen esta medida. Así, se pretende dar un impulso definitivo a la ley, unificándola para todo el país, tal como recoge The Australian.
Estas medidas surgen después de que, en 2017, el Gobierno de Australia diese por concluida una investigación de cinco años en la que se destaparon numerosos casos de abusos sexuales cometidos en el seno de la Iglesia. Entre ellos, el más importante ha sido el del cardenal George Pell, en prisión por agredir sexualmente a dos niños del coro de una iglesia.
Hasta la fecha, la Iglesia siempre se ha negado a romper el secreto de confesión. Así, el arzobispo de Brisbane, Mark Coleridge ha asegurado que, si bien apoya cualquier medida destinada a proteger la integridad de los menores, no cree que “acabar con el secreto de confesión para estos casos sea útil”, pues “los abusadores no buscan la confesión y no la buscarían si supieran que sus delitos serán denunciados”.
Asimismo, Coleridge ha subrayado que sería “contraproducente porque se perdería la rara oportunidad de que un sacerdote pueda aconsejar a los abusadores que se entreguen y modifiquen su vida; e injusto porque establecería por ley una situación en la que un sacerdote no podría defenderse de una acusación formulada contra él”.