La hermana María do Céu Pereira ha celebrado su 90 cumpleaños con una eucaristía en la capilla de Santa Marta, en el Vaticano. Y es que la suya es una presencia histórica de la comunidad de las misioneras franciscanas de María que, desde 1926, llevan a cabo su actividad en la Santa Sede. Tal como publica L’Osservatore Romano y recoge Vatican News, la hermana María estaba emocionada durante la celebración, tras la cual recibió el saludo y los mejores deseos de Francisco, quien la animó a “seguir adelante con alegría en el corazón”.
Francisco es, de hecho, el séptimo Papa al que conoce la hermana María. De todos ellos, como ella misma confiesa, guarda recuerdos que aun hoy la emocionan, como “el cuidar los efectos personales” de Pío XII o el ir “todas las mañanas a la capilla paulina del Vaticano para rezar por el éxito del Concilio Vaticano II”.
Su misión más hermosa: rezar en silencio
Además, por petición de Pablo VI, la hermana Pereira ayudó al cardenal Virgilio Noé durante años hasta que este falleciera. Un trabajo marcado por su gran compromiso que, sin embargo, no la ha impedido trabajar en el servicio filatélico de la Santa Sede, ser catequista en una parroquia cercana y ocuparse del cuidado de la comunidad portuguesa en Roma.
María do Céu nació en 1926 en Portugal y, aun hoy, sigue demostrando que tiene fuerza para seguir con su labor. “Siempre he corrido de un lado para otro, será por eso que todavía me siento jóven”, ha señalado. “Pero la misión más hermosa”, revela, “es rezar en silencio, por el Papa y por la Iglesia”.