El asesinato hace 30 años de Ignacio Ellacuría y sus 5 compañeros jesuitas junto a dos empleadas domésticas en la Universidad Centro Americana (UCA) de El Salvador por parte de un comando de militares ultraderechistas supuso para Arturo Sosa, superior general de la Compañía de Jesús, una “oferta de vida”. Mostró “la potencia de la esperanza y de la vida sobre el poder del mal y el poder del diablo, que naturalmente existe todavía como una fuerza que intenta destruir nuestros esfuerzos”.
En un encuentro celebrado en Roma este martes con un grupo de medios, entre ellos Vida Nueva, Sosa ofreció su visión del demonio a raíz del recuerdo de los mártires de la UCA. “Es quien se pone en medio frente al plan de Dios y a su obra de salvación cumplida en Cristo, porque ha tomado esta decisión libre de modo irreversible y quiere arrastrar a otros al rechazo del Dios misericordioso que prefiere dar la vida para salvar en lugar de condenar”, comentó en una declaración que zanja anteriores controversias por su concepción del diablo.
Transparencia en las cuentas
El superior de la más numerosa de las congregaciones religiosas masculinas consideró que el reciente nombramiento del español Juan Antonio Guerrero como nuevo prefecto de la Secretaría para la Economía es un ejemplo de cómo la institución “trata de servir a la Iglesia respondiendo a las peticiones concretas del Papa”. El cargo de responsable de las finanzas vaticanas “no es un honor”, bromeó Sosa, refiriéndose a las dificultades que ha encontrado Francisco para hacer reformas en ese ámbito. Describió a Guerrero como una persona “competente y digna de confianza” que trabajará para que el dicasterio actúe “con total transparencia”.
Al ser preguntado por los motivos que le llevaron a pedir que el nuevo ‘ministro’ de Economía de la Santa Sede no fuera ordenado arzobispo, como habría podido esperarse, el líder de los jesuitas se justificó alegando que “los encargos administrativos o de servicio no tienen por qué estar ligados a un sacramento”. La responsabilidad que ocupará el jesuita español en la Curia será “temporal”, mientras que ser obispo “es una condición para toda la vida”. Guerrero “no viene vocación de obispo, sino de jesuita, y cuando termine su cargo volverá a su condición normal de miembro de la Compañía, que es la de ser un sacerdote”.
Parte de la solución
En su análisis de la actualidad, Sosa se refirió a la conferencia internacional sobre el clima que está estos días celebrándose en Madrid, la COP25. “Todo lo que se pueda hacer en esta dirección es poco. Por eso una de nuestras ‘preferencias apostólicas’ más exigentes es la de la ecología. Se dirige a todos a nosotros, a cómo cambiar nuestro estilo de vida para ser parte de la solución y no parte del problema”, dijo, explicando que hay una red internacional de la Compañía de Jesús que trabaja junto a la ONU y otras instituciones para concienciar sobre la defensa del medio ambiente y la lucha contra la emergencia climática.
También habló el superior general de los jesuitas de la importancia de que las mujeres ocupen puestos de responsabilidad dentro de la Iglesia católica y puso el ejemplo de los colegios y universidades de la Compañía de Jesús, que están hoy dirigidos de forma mayoritaria por mujeres. “Son competentes y tienen responsabilidad. Y hay muchas instituciones educativas donde los jesuitas están subordinados a ellas en la dirección. Es una experiencia que ha crecido en los últimos 30 años y debemos seguir caminando en esa dirección. Hay que compartir las obras apostólicas para abrir espacios a la participación de la mujer”, subrayó.