La historia de cómo Tomasito, un pequeño que falleció a los 11 años y que fue enterrado en el Vaticano comenzó hace casi una década en Buenos Aires, pero ha sido ahora cuando, confirmada por el papa Francisco, ha salido a la luz relatada por La Stampa. Y es que el gran deseo de Tomasito, consciente de que su paso por este mundo sería breve, no era otro que el de descansar cerca del Papa, a quien conocía porque su tío, Joaquín Mariano Sucunza, era vicario general del por entonces Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires.
Tomasito fue enterrado en 2015 en el cementerio Teutónico, un pequeño camposanto al lado de la casa santa Marta, residencia de Francisco. Justo en 2013, el mismo año en el que Bergoglio fue elegido Pontífice, este niño – que según el propio Papa era una “fuente de amor y calidez” – era diagnosticado de un cáncer que finalmente, dos años después, acabaría con su vida.
Tal como relata el medio italiano, Tomasito era un niño como muchos otros, alegre e inteligente. Y que desarrolló una fe en la que sus padres no le habían educado, pero que hizo que ellos mismos se convirtieran. Llegaron, incluso, a casarse por la Iglesia. “Tomasito ha realizado un milagro”, dijo el Papa.
Un pequeño ángel
“Lo único que quería era estar cerca de mí, siendo enterrado en el Vaticano”, recuerda Francisco con emoción. “Tomasito fue incinerado, y su madre trajo las cenizas aquí”, explicó el Papa, “pedí todos los permisos necesarios”. Después de obtenerlos, “lo hice enterrar en el cementerio teutónico”.
Hoy “la cajita con sus cenizas descansa donde él quería”, y ha sido visitada por su familia en varias ocasiones. Incluso han llevado al hermano pequeño de Tomasito. Esta historia relata cómo Tomasito logró su mayor sueño. Pero, también, cómo el papa Francisco tiene un ángel pequeño y valiente que lo protege muy cerca.