Cultura

Las 5 razones para entender la importancia de la fiesta de la Inmaculada

  • En 1854, Pío IX definió como dogma que María “fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción”
  • Vida Nueva repasa en este 8 de diciembre las claves para entender por qué la devoción a la Purísima ha tenido un gran peso en la historia del cristianismo





Aunque como dogma no se reconoce de forma inequívoca la Inmaculada Concepción de la Virgen María hasta 1854, la fuerza de esta advocación mariana en la devoción popular tiene más recorrido histórico. El arte y las tradiciones en torno a la Purísima llenan la historia de España más allá de los debates entre franciscanos y dominicos, inmaculistas y no.



Vida Nueva repasa en este 8 de diciembre, 5 claves para entender por qué la devoción a la Inmaculada ha tenido este peso en la historia del cristianismo.

1. El impulso de Pío IX

Pío IX definió el dogma de la Inmaculada con la bula ‘Ineffabilis Deus’. En el texto, el Papa escribió: “Definimos, afirmamos y pronunciamos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios”.

Este pronunciamiento solemne se realizó después de una consulta a los obispos de todo el mundo. A la vuelta de su destierro, el dogma fue una oportunidad de dar un empujón a un catolicismo diezmado por las diferentes revoluciones liberales del momento.

2. La Inmaculada, patrona de España

No es indiferente la defensa que los obispos han tenido que hacer del carácter festivo de este 8 de diciembre ya que es la patrona de España desde los tiempos del XI Concilio de Toledo, en el siglo VII. Los reyes ratificarían esta adhesión al privilegio mariano, es el caso de Fernando III, Jaime I, el emperador Carlos I, Felipe II o Carlos III.

También la defensa del inmaculismo de los franciscanos propició la creación de numerosas cofradías. Sevilla, por su parte, juró la defensa de la Concepción de María, Toda Pura, en 1615. En Valencia la tradición al respecto también está atestiguada.

También es patrona de diferentes batallones militares, de los farmacéuticos españoles o de una infinidad de poblaciones por toda la geografía. Tradiciones que también llegan a Argentina, Brasil, Chile, las Dos Sicilias o los Estados Unidos.

3. Inspiración artística

Una mujer con túnica blanca y manto azul, las manos juntas en oración, la luna por pedestal y rodeada de nubes y ángeles. Esta es la representación clásica de la Pureza de María. Capillas, conventos, edificios civiles de instituciones que hacían el voto de defensa de la Inmaculada Concepción han inspirado a artistas que han tratado de plasmar este misterio de forma elocuente.

Es en el siglo XVI cuando se establece la versión de la ‘Tota pulchra’ que se ha extendido desde el Renacimiento inspirada en la mujer del Apocalipsis. Pacheco, Murillo, Rubens, Zurbarán… y tantos otros han marcado tendencia.

4. Una plaza en el centro de Roma

El papa Francisco acude cada 8 de diciembre a la Plaza de España al homenaje a la imagen de la Inmaculada, como han hecho sus antecesores. Mientras que los bomberos de la Ciudad Eterna hacen su homenaje ofreciendo una corona de flores, el pontífice ha optado por hacer pública una oración personal cada año frente al Palacio de España donde está la embajada ante la Santa Sede.

Aunque la columna con la imagen de la Virgen está propiamente en la plaza Mignanelli. Es un monumento proyectado por el arquitecto Luis Poletti con motivo de la definición del dogma. La instalación de la imagen sobre la columna movilizó el 8 de diciembre de 1857 a 220 bomberos que, desde entonces, la hicieron su patrona y proyectora.

5. La Inmaculada de Francisco

El papa Francisco se esmera especialmente en subrayar la sencillez de María y su importancia para la historia de la salvación. Aunque celebrar la fiesta de la Inmaculada implica poner de manifiesto un privilegio mariano, Bergoglio, en sus oraciones ante la imagen de plaza España, no duda en presentarle a María las intenciones y necesidades de los más indefensos.

En su segunda oración como Papa, pensando en los habitantes de Roma y de todo el mundo, pidió a María que esta desarrollase “los ‘anticuerpos’ contra algunos virus de nuestros tiempos” como la indiferencia, el miedo al diferente, el conformismo, la hipocresía, la resignación. De ella, Francisco ha querido imitar su “mirada inmaculada para recuperar la capacidad de mirar a las personas y cosas con respeto y reconocimiento sin intereses egoístas o hipocresías”.

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