El presidente del CELAM: “Convirtámonos a Jesús y al cuidado de la Casa común”

El presidente del CELAM: “Convirtámonos a Jesús y al cuidado de la Casa común”

El presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Miguel Cabrejos, está convencido de que “la Iglesia y quienes participan en la COP 25 estamos unidos por lo mismo: cuidar de la Casa Común”. Así lo expresó el arzobispo de Trujillo (Perú) en el transcurso de la eucaristía celebrada ayer en el contexto de la Cumbre Mundial sobre el Clima que acoge Madrid y promovida por el Movimiento Católico Mundial por el Clima.



El también religioso franciscano partió del Cántico de las Criaturas del santo de Asís, al que está dedicado la basílica madrileña, donde se celebró la eucaristía, para reivindicar que “más allá de la inculturación, tenemos que trabajar por la interculturalidad”.

Tiempo de gracia

“Una persona se me acercó en Ifema y me preguntó que pintaba la Iglesia. Le comenté que la Iglesia tenía mucho que hacer y que decir”, compartió el prelado, que relató cómo a partir de ahí le explicó el trabajo realizado por el Papa a través de la encíclica Laudato si’, así como duante el Sínpod “un kairós, un tiempo de gracia especial para toda la Iglesia, pero también para todo el mundo”.

“Ojalá el Papa Francisco publique pronto la exhortación que recogerá muchas de las intuiciones del documento sinodal”, comentó el obispo, que destacó cómo el texto llama a una “conversión integral, pastoral, cultural, ecológica, sinodal… para promover una Iglesia en salida y en actitud de acercamiento”.

Cristo vivo

“La Iglesia siempre reformándose, porque Cristo sigue vivo y presente”, subrayó. Y es que, para el arzobispo de Trujillo, “todo está interconectado”. “No es algo nuevo que nazca de las tecnologías o de la globalización, sino que ya lo decía San Pablo cuando se refería a que somos miembros de un solo cuerpo”, apuntó.

“Convirtámonos al amor, a Jesús, al cuidado de la naturaleza y de nuestra Casa Común”, alentó el presidente del CELAM a los fieles participantes en la eucaristía. “La fiesta de la Inmaculada nos recuerda que para Dios nada es imposible”, añadió.

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