San Juan de Dios: enfermedades mentales sin barreras

San Juan de Dios: enfermedades mentales sin barreras

Isabel y Juan son dos personas con vidas muy distintas. Ella, licenciada en Ciencias de la Información, fue periodista en tiempos del franquismo. Él es un joven como muchos otros, comenzando a soñar con lo que será su futuro profesional y familiar. Sin embargo, hay algo que les une: son dos de las 40 personas que viven en la Unidad San Isidro del Complejo Asistencial de San Juan de Dios debido a que ambos tienen una enfermedad mental.



Una realidad que les ha unido a ellos pero que, sin embargo, parece que supone una barrera con el resto de la sociedad. Por eso, tanto Isabel como Juan forman parte de la campaña ‘Limpia tu objetivo’, con la que los internos de San Juan de Dios han querido tirar abajo los prejuicios asociados a su condición.

Lo que pretenden con esta iniciativa “es una especie de revolución”, dice Isabel a somosCONFER, convencida de que tienen que reclamar “los mismos derechos que tienen todos los demás”. Y esto es, simplemente, no sentirse juzgados. Ni más ni menos. “Es muy importante romper las barreras entre los que se llaman ‘normales’ y nosotros”, añade. De hecho, Isabel explica casi como un logro propio que, finalmente, este colectivo haya conseguido poder ejercer su derecho a voto en las elecciones, algo que les estaba prohibido hasta 2018.

La sociedad del rechazo

“Para una persona que tiene tantas inquietudes como yo, cumplirlas con una enfermedad mental es bastante difícil”, reconoce Isabel. Más aun, cuando se le suma “que te miren de reojo en cafeterías, que los médicos no te atiendan igual o que en los trabajos no te quieran sin siquiera saber realmente cómo eres en lo profesional”.

El tema del empleo también le preocupa a Juan. “Empecé con las drogas, con los porros, a los 12 años, y a los 17 ingresé en una unidad de psiquiatría, donde me diagnosticaron esquizofrenia, trastorno de personalidad e ideas delirantes”, relata el joven, que llegó a los 21 años en San Juan de Dios.

“Aquí me han tratado como una persona normal, y eso ha hecho que me cambiara la vida, porque además te dan las herramientas para que puedas ser totalmente independiente”, afirma Juan, cuya mejoría le ha llevado a tener ya libertad para entrar y salir del centro. Ahora su objetivo es formarse y buscar trabajo, tal vez como auxiliar de enfermería o en “algo relacionado con el deporte”.

Encontrarse con ellos mismos

“En San Juan de Dios tenemos actividades como estimulación cognitiva, que nos ayuda a pensar y encontrarnos con nosotros mismos”, apunta. Tienen, además, el taller de radio, donde “decimos lo que queremos sin ningún tipo de censura”. Ese es el objetivo del centro asistencial, que sus usuarios tengan todo lo necesario a su disposición para, poco a poco, lograr su rehabilitación y su regreso a una sociedad que, en muchas ocasiones, les rechaza.

“Quiero que nos vean igual que a cualquier otra persona”, dice Isabel, “que somos como cualquier otro trabajador, por ejemplo, aunque tengamos una enfermedad o discapacidad”. “Tienen que entender que también podemos tener amigos”, apostilla.

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