La Iglesia Metodista Unida de Claremont (UMC por sus siglas en inglés) ha dejado de lado este año el tradicional pesebre, para transformar la escena del nacimiento de Jesús en una crítica a la política migratoria de Donald Trump. De esta manera, las figuras de María, José y el niño Jesús aparecen en celdas separadas como símbolo de la separación de las familias que llegan al sur de Estados Unidos.
Una situación, la de las familias migrantes que cruzan la frontera, que se convierte en una pesadilla para miles de familias separadas al ser detenidas por la Patrulla Fronteriza, órgano que les envía a distintos centros de detención del país.
Karen Clark, ministra de esta iglesia, publicaba la fotografía y se mostraba “conmovida hasta las lágrimas” por esta representación del Portal de Belén. “Dentro de la iglesia, la Sagrada Familia se reúne” dice. “En este momento, en nuestro país las familias de refugiados buscan asilo y son separadas involuntariamente unas de otras”, apunta.
Por este motivo, Clark ha animado a “recordar a la familia de refugiados más conocida del mundo: Jesús, María y José, la Sagrada Familia”, quienes “poco después del nacimiento de Jesús, se vieron obligados a huir con su pequeño hijo de Nazaret a Egipto para escapar del rey Herodes, un tirano, temiendo la persecución y la muerte”.
“¿Qué pasaría si esta familia buscara refugio en nuestro país hoy?”, ha subrayado Clark. “Imaginemos que José y María se separasen en la frontera y que Jesús, que no tenía más de dos años, fuera separado de su madre y colocado detrás de las cercas de un centro de detención de la Patrulla Fronteriza, como más de 5.500 niños han estado en los últimos tres años”, dice, aseverando que “Jesús creció para enseñarnos bondad y misericordia y una acogida radical de todas las personas”.