El nuevo prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos no fue capaz de contener las lágrimas al finalizar su primera eucaristía pública después de que el pasado domingo se conociera su nombramiento
Y Tagle rompió a llorar. No lo pudo evitar. El nuevo prefecto para la Evangelización de los Pueblos no fue capaz de contener sus lágrimas al finalizar su primera eucaristía pública después de que el pasado domingo se conociera su nombramiento como “ministro” de los misioneros, el departamento vaticano conocido tradicionalmente como Propaganda Fide.
“Muchas gracias, pido que recen por mí”, fue la única alusión que hizo Luis Antonio Tagle -al que todos conocen como Chito- en la eucaristía dominical en la catedral de Manila, que coincidió con la festividad de la Inmaculada Concepción.
Sin embargo, sí puede deducirse el sentimiento con el que acogió el nombramiento desde su homilía, que se convirtió en un canto a la humildad. “La humildad es necesaria para vivir en armonía. Hasta que no se elimine la arrogancia en este mundo, siempre habrá conflicto”, expuso el cardenal convencido de que “la humildad solo se puede lograr cuando admitimos humildemente nuestras faltas y tomamos el camino del arrepentimiento”.
“El pueblo filipino siempre sonríe, aunque esté sufriendo. El cardenal sonrió durante toda la homilía, pero sé que su corazón está roto”, exponía también al final de la misa el nuncio saliente del Vaticano en Filipinas, Gabriele Giordano Gaccia, testigo de las lágrimas de Tagle.
La emoción de Luis Antonio Tagle se comprende, entre otras cosas, porque implica dejar su tierra, donde ha sido arzobispo de Manila desde 2011. Pero también, dada la responsabilidad de su nuevo cargo, teniendo en cuenta que se le conoce como el “Papa rojo” por sus amplias competencias en los llamados territorios de misión, que abarcan más de un tercio del planeta. Para esta nueva andadura, el purpurado suma la experiencia universal que ha adquirido desde que hace cuatro años fuera designado presidente de Caritas Interationalis.