‘La necesidad de hacerse pobre en la vocación laical’ es el sugerente título que la malagueña Teresa Zamorano eligió para el ensayo que ha presentado al II Premio de Ensayo Teológico Joven PPC, convocado por la editorial tras el éxito obtenido en la edición de 2018. El jurado ha reconocido la valía de su aportación en sintonía con el premio que busca descubrir a “aquellos valores emergentes del ámbito teológico que puedan ser más valiosos de cara al futuro”, y ha resultado la ganadora de esta edición.
La autora (Málaga, 1981) es licenciada en Traducción e Interpretación y en Ciencias Religiosas por la Universidad de San Dámaso y trabaja como profesora de secundaria en el CEV San Manuel, de las Hijas de la Caridad en su ciudad natal. Ahora repasa para Vida Nueva algunas de las propuestas de su ensayo a la espera de su publicación en 2020.
PREGUNTA- Su obra reúne en un mismo título la pobreza y la vocación laical, ¿son dos elementos de riesgo para los tiempos que corren?
RESPUESTA- Riesgo es apostar por el Evangelio, pero aquí, el que no se atreva a perder su vida por el Reino, nunca la ganará. Desde luego que hablar de “hacerse pobre” y de “ser laico”, con lo que eso significa realmente, son dos propuestas que, en los tiempos que corren, no atraen, pero a primera vista, sólo a primera vista. Al que se queda en la superficialidad de la propuesta, le echa para atrás, incluso uno puede sentirse inicialmente atraído, pero al encontrarse con las primeras dificultades, dejar la propuesta. Quien deje realmente que esta propuesta le toque el corazón, será capaz, con la ayuda del Señor, de vivirlo a pesar de todo, y aunque tenga sus dificultades (“con persecuciones” dice el Evangelio), será feliz (“recibirá el céntuplo en la vida presente y la vida eterna”). Y eso es verdad.
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que lo que Jesús realizó fue una misión laical. También san Francisco de Asís maduró su propia conversión dentro de una experiencia y piedad laicas. Los sinópticos nos muestran a un Jesús cuya misión estaba marcada por la lucha contra todo lo que no hace feliz al hombre, de ahí su dedicación a la sanación integral: “envió a sus discípulos a curar y sanar todo tipo de enfermedad”. Así que nos llamó a seguirle y nos envió a luchar contra todo sufrimiento: ¿cómo vamos a hacerlo si no nos hacemos pobres? El envío presupone en quien lo recibe estar libre: ser auténtico, saberse perdonado, saberse amado, ponerse al servicio de quienes lo necesitan, libre de ataduras económicas, religiosas, familiares… pues el que está lleno de sí mismo y sus riquezas (de cualquier tipo), no puede dejar hueco en su corazón a Dios en los pobres. Esto es fruto de la gracia, sólo se puede realizar desde una experiencia de encuentro amoroso con Jesús, una experiencia de conversión, fundante. Lo que está claro es que quien se lanza a esta misión, recibe ya el céntuplo en la vida presente.
P.- ¿Cuál es el origen de este libro? ¿Qué le lleva a presentarse al concurso de ensayo?
R.- Este libro es fruto de la reflexión y la oración que hago sobre la vida que se me ha regalado: vivir en comunidad de hermanos que se ayudan a ser cada vez más pequeños, pobres y humildes, al estilo de Jesús, como hizo san Francisco de Asís. Además pretende ser una propuesta para aquellos que quieren vivir en profundidad el seguimiento de Jesús desde su vocación laical.
Me presenté al concurso convencida de que si esto tenía que ser publicado, sería publicado… Agradezco haber creído en este estilo de vida y estoy convencida de que no puedo callar, esta vida no es sólo para nosotros, es para todos: es la propuesta del Evangelio. En especial el hacernos pobres con los pobres con los que trabajamos es algo que me seduce y creo que seducirá a cualquiera que se atreva a vivirlo, siempre desde la libertad.
P.- ¿En qué medida esta propuesta toca su misión concreta? ¿Quién es la autora que está detrás del libro?
R.- Pues la misión que vivo desde la Comunidad Asís está con los jóvenes y los pobres. El Señor nos puso desde el principio con los pobres, tanto que acabamos dando a luz al que hoy es como “el brazo social” de nuestra Comunidad, la Asociación ASIS (Asociación Solidaria de Integración Social), desde la que, insertos en el mundo, por nuestra condición de laicos, trabajamos con los pobres, acogiéndolos en nuestras vidas, creando lazos de amistad.
La autora del libro no es más que una cristiana que trata de vivir y profundizar su fe día a día desde la Comunidad Asís, con unos hermanos concretos desde los que Dios me lanza a acoger a los pobres con los que me hace encontrarme cada día: personas en riesgo de exclusión, mujeres maltratadas en pisos de acogida, emigrantes, personas en paro, jóvenes y alumnos, que sufren otro tipo de pobreza. Algo que realizo con otros, en estructuras y ámbitos de acogida, de escucha, en ASIS… Llevándoles lo que sea capaz de aportar, desde mi debilidad.
P.- ¿Qué propuesta traza para el laico de hoy en día?
R.- La laicidad, lo laico es el ámbito por excelencia donde el evangelio está llamado a encarnarse, no es lo “sagrado”: lo único sagrado para el cristiano es el hombre, creado a imagen y semejanza de Dios, de ahí la dignidad de la persona, de donde nacen los derechos humanos de libertad, fraternidad e igualdad. Sin embargo esta imagen a menudo es despreciada, denigrada, y Dios la defiende, la ama, y nos llama a recrear con el pobre una nueva relación pacífica y fraterna.
Esta aportación cristiana, en medio de nuestra sociedad interreligiosa, intercultural y de pluralidad étnica, es apasionante, y nos abre al diálogo sin ninguna pretensión de superioridad o proselitismo. Este es el lugar del laico cristiano hoy.