“Os tenéis que enterar, ecología integral”. Cientos de asistentes pertenecientes a las diferentes organizaciones de Iglesia que participaron el pasado 6 de diciembre en la Marcha por el Clima llevaron el grito de la tierra y de los pobres a la concentración. ¿La bandera? ‘Laudato si’’. ¿La pancarta? Católicos por el cuidado de la Casa común. ¿Obispos? Ni rastro. Tampoco todas las entidades católicas mecieron la misma pancarta diseñada para la Cumbre del Clima (COP25) en Madrid, que comenzó el 2 de diciembre y concluyó el 13 de diciembre.
José Cobo, obispo auxiliar de Madrid, fue el encargado de presidir la oración. Tras pedir por los hermanos de los pueblos originarios, los economistas, los empresarios, los políticos, los activistas o los científicos, tuvo lugar la bendición final a las puertas de la parroquia, que daba el pistoletazo de salida a la marcha de los católicos hacia la manifestación que, según la organización congregó a medio millón de personas. Solo 15.000, si se pregunta a la delegación del Gobierno.
En medio del espacio destinado a las organizaciones sociales, se congregó la marea católica dando voz a ‘Laudato si’’ en medio del mundo. Allí estaban los Greta católicos, como Eduardo Martín (24 años), presidente de la JEC en España y observador de la COP25. Él, entre las críticas a la joven activista sueca, sale en su defensa. “Defiende una causa justa. Su mensaje y el del Papa son compatibles. Greta pide a los políticos que actúen, los jóvenes estamos aquí para recordarles que nos tienen que dejar un mundo mejor que el de hoy”, reconoce en conversación con Vida Nueva..
Esther Lasso (34 años), delegada diocesana del Movimiento Scout Católico de Madrid, también ve compatibilidad entre los mensajes lanzados por ambos líderes. “En los casos se nos habla del cuidado de la Casa común, que nos concierne a todos. Todos vamos poniendo nuestra visión o acento en algunos aspectos, pero queremos lo mismo”, reconoce mientras se comienzan a oír las primeras proclamas.
Del mismo modo se expresa Teresa Gutiérrez (28 años), responsable de la JEC en Madrid: “Greta se pregunta para qué ir al instituto si el mundo se va a acabar porque no lo estamos cuidando; mientras, el Papa nos invita en su encíclica social a cuidar el mundo. Los cristianos lo miramos desde Cristo y ella desde el prisma de su compromiso con la sociedad, que es la casa en la que vive y es de todos”.
“La única diferencia es que el Papa introduce un matiz nuevo. Y es que hay que centrar el cuidado de la Casa común desde el cuidado de las personas. Es una vertiente más humanista que la manifestada a través de la ciencia. Pero el mensaje es compatible”, resume Paula Yélamo (21 años), miembro de la JEC.
“’Laudato si’’ aporta algo nuevo que a nivel político no se trata: es el apellido ‘integral’. Es decir, la ecología no es solo el cuidado del medio ambiente, también es el cuidado de las personas, no es solo el cuidado de la Tierra y reciclar, sino que va más allá, es cómo nos relacionamos, cómo vivimos, cómo trabajamos, cómo estudiamos, cómo estamos presentes en el mundo… No se trata solo de un simple actuar por el cambio climático, es actuar por un modelo de vida distinto”, subraya Eduardo.
“’Laudato si’’ es una ventana para que aquellas personas que ven a la Iglesia como una institución ajena a lo que pasa en el mundo, se den cuenta que nuestras preocupaciones son las mismas, que somos una Iglesia joven que se preocupa por cuidar y mejorar el entorno. La encíclica es una posibilidad para mostrarnos como iguales ante la sociedad”, agrega Esther.
E interviene Paula, la más joven del cuarteto de embajadores ‘Laudato si’’: “La encíclica es global, pero es complicado que quienes participan en la cumbre vean más allá de la ciencia y la diplomacia. Las primeras que sufren esta crisis climática son las mujeres pobres. Pero ellos ni siquiera escuchan este grito, el grito de quienes están siendo asesinados en la Amazonía para explotar los territorios de los pueblos originarios”.
Por su parte, Teresa considera que va a haber “un poco de ‘greenwashing’ –postureo verde–”. No obstante, confía “plenamente en que al menos sirva para seguir despertando conciencias, desde Madrid, a toda España y al mundo entero para que los líderes políticos y las grandes empresas se pongan de verdad las pilas”.