Vaticano

El mensaje del Papa en el ángelus: “No es suficiente creer en Dios: es necesario purificar nuestra fe todos los días”

  • En el tercer domingo de Adviento, recuerda que “el Niño que yace en la cuna tiene la cara de los pobres”
  • “Que María nos ayude a que no nos dejamos distraer por las cosas externas en Navidad”, señala





Tercer domingo de Adviento. El domingo “de la alegría”. El papa Francisco ha salido un domingo más puntual a su cita con los fieles en la plaza de San Pedro. Desde la ventana del estudio del Palacio Apostólico ha lanzado un importante mensaje a todos los católicos: “No es suficiente creer en Dios: es necesario purificar nuestra fe todos los días”.



El Papa ha recordado que el Adviento, “un tiempo de gracia”, trata de “prepararnos para dar la bienvenida no a un personaje de cuento de hadas, sino al Dios que nos llama, nos involucra y ante el que se impone una elección”. Y ha recalcado: “El Niño que yace en la cuna tiene la cara de nuestros hermanos y hermanas más necesitados, de los pobres”.

Francisco ha explicado que en este domingo “de la alegría”, “la Palabra de Dios nos invita, por un lado, a la alegría, y, por otro, a la conciencia de que la existencia también incluye momentos de duda, en los que es difícil creer”. Porque “la alegría y la duda son experiencias que forman parte de nuestra vida”, ha aseverado.

Llamada a la conversión

Tras recordar la invitación explícita a la alegría del profeta Isaías y la duda de Juan el Bautista, Francisco ha reconocido que “la salvación envuelve al hombre completo y lo regenera. Pero este nuevo nacimiento, con la alegría que lo acompaña, siempre presupone una muerte para nosotros y para el pecado que está en nosotros”.

Desde ahí, Jorge Mario Bergoglio ha llamado a la conversión; “en particular, se trata de convertir la idea que tenemos de Dios. Y el tiempo de Adviento nos anima a hacerlo precisamente con la pregunta que Juan el Bautista le hace a Jesús: ‘¿Eres tú quién tiene que venir o debemos esperar a otro?’ ( Mt 11,3). Al igual que Juan, nosotros también estamos llamados a reconocer el rostro que Dios ha elegido asumir en Jesucristo, humilde y misericordioso”.

Antes de despedirse y pedir que recen por él, el Papa ha lanzado un ruego a la Virgen María: “Que nos ayude, porque, a medida que nos acercamos a la Navidad, no nos dejamos distraer por las cosas externas, sino que hagamos espacio en el corazón para Aquel que ya ha venido y quiere volver para sanar nuestras enfermedades y darnos su alegría”.

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