Es, sin dudarlo, uno de los hombres de Francisco en España. Y no se cansa de intentar que el mensaje de este pontificado cale también en la Iglesia española, donde no todos comparten el mismo entusiasmo con el Papa argentino. Hace un mes, en el Ateneu Universitari Sant Pacià, organizó el congreso La aportación del papa Francisco a la teología y a la pastoral de la Iglesia para profundizar sobre su pensamiento y su praxis.
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Y ahora, en su carta dominical, que titula ‘Los pasos del papa Francisco’, el purpurado aragonés vuelve a remarcar la figura de un Pontífice que, como señala, “ha ido marcando una ruta, una nueva manera de actuar con un mensaje que ha llegado a católicos y a no católicos”.
Según Omella, “en el camino que el Papa ha trazado, teología y pastoral son las dos caras de una misma moneda, no se pueden separar: hace teología desde la realidad y hace pastoral desde la teología”, aunque lo que sí está claro es que Francisco “no se siente cómodo haciendo solo una ‘teología de escritorio’, sino que también quiere hacer una ‘teología de rodillas’ basada en la experiencia y en la oración”.
Ni aplausos ni camino de rosas
En este sentido, abunda el arzobispo, el Papa “imagina una Iglesia siempre dispuesta a salir de su confort y volcada totalmente en la misión, una misión que quizá no sea un camino de rosas ni sea siempre aplaudida, pero que no se detendrá en su deseo de hacer de este mundo un lugar más humano y más fraterno”.
Alaba Omella que Francisco hable “con frases elocuentes”, pero, sobre todo, destaca, “habla con sus gestos y con sus acciones”, porque “quiere que la Iglesia vea y observe las necesidades de las personas in situ, quiere que vayamos a la periferia a encontrar a los pobres, a escucharlos y atenderlos”, pues “la Iglesia debe ser madre de misericordia, amiga de los pobres y que hable al corazón a sus hijos”.
Palabras que no dejan indiferente
Repara también el purpurado en que las palabras de Bergoglio “resuenan extramuros, más allá de los lugares de culto, van dirigidas a todos, creyentes y no creyentes”, y que “no nos dejan indiferentes”, cuestión esta que no parece casual pues Omella apunta que, incluso, “a menudo nos da fraternos toques de atención para que reaccionemos ante la injusticia humana, ante la indiferencia hacia los demás y ante la destrucción de las personas y del planeta”.
En “la misericordia evangélica y en el diálogo” centra Omella el magisterio de este Papa, “dos elementos claves para reconstruir un mundo que amenaza ruina y que, si no hacemos nada, se desmoronará”, y acaba invitando encarecidamente a que, en este tiempo de Adviento, “reflexionemos sobre el mensaje del papa Francisco y a caminar todos juntos siguiendo sus pasos”.