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La riqueza del encuentro, reto pendiente en el Día Internacional del Migrante

  • La ONU propone para esta jornada que se celebra este 18 de diciembre el lema ‘Nosotros juntos’
  • Según datos oficiales, 272 millones de migrantes han tenido que comenzar una nueva vida por todo el mundo





“Nosotros juntos”. Con este lema se celebra este año la jornada propuesta por la ONU para llamar la atención mundial sobre la situación de los migrantes cada 18 de diciembre. Los últimos datos facilitados por la organización apuntan que “en 2019, el número de migrantes alcanzó la cifra de 272 millones, 51 millones más que en 2010”. Dato que supone el “3,5% de la población mundial, cifra que continúa en tendencia ascendente comparándola con el 2,8% de 2000 y el 2,3% de 1980”. La relevancia de estas cifras no se ha alcanzado antes la “cantidad de personas vive en un país distinto de aquel donde nacieron es el mayor número hasta ahora”, según la ONU.



Una apuesta de Francisco

La Iglesia está en primera línea en la acogida a los migrantes que viven en situación de mayor incertidumbre. Precisamente, el Vaticano ha sido un actor determinante en el desarrollo del Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordinaria y Regular. El propio papa Francisco pidió con motivo de esta jornada, hace un año, tras la aprobación de acuerdo, que este fuera un “marco de referencia para la comunidad internacional”. “Espero que, gracias también a este instrumento, pueda actuar así con quienes, por diversas razones, han abandonado su país”, dijo en el Ángelus previo al 18 de diciembre.

Aunque esta jornada de la ONU se celebra desde el año 2000, la Iglesia celebra la Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado desde 1914, en el último domingo de septiembre, para “expresar nuestra preocupación por la diferentes categorías de personas vulnerables en movimiento” y “para rezar por los desafíos a los que se enfrentan y para sensibilizar sobre las oportunidades que ofrecen las migraciones”.

En la jornada de este 2019 –la 105–, el papa Francisco destacó que “no solamente está en juego la causa de los migrantes, no se trata sólo de ellos, sino de todos nosotros, del presente y del futuro de la familia humana. Los migrantes, y especialmente aquellos más vulnerables, nos ayudan a leer los ‘signos de los tiempos’”. Para Bergoglio, “a través de ellos, el Señor nos invita a reapropiarnos de nuestra vida cristiana en su totalidad y a contribuir, cada uno según su propia vocación, a la construcción de un mundo que responda cada vez más al plan de Dios”.

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