“Llevo trabajando varios años en la Delegación de Ecumenismo de Málaga, y lo que menos me esperaba era acabar en la Conferencia Episcopal. Pero estoy muy agradecido, primero, por la confianza que han puesto en mí. Y, además, con entusiasmo, porque creo que es un servicio bonito”. Así acoge Rafael Vázquez Jiménez el servicio que los obispos le encomendaron desde el pasado septiembre en la dirección de la Comisión de Relaciones Interconfesionales.
PREGUNTA.- ¿Cuáles son los primeros pasos a dar para fortalecer los lazos entre las distintas confesiones cristianas?
RESPUESTA.- En primer lugar, hay que ir dando pasos muy pequeños, pero creo que sigue siendo necesaria una gran labor de sensibilización en la Iglesia católica de nuestro país, ya sea a nivel de ecumenismo como de diálogo interreligioso, para estar menos centrados en nuestra perspectiva católica de las cosas. Podemos enriquecernos con la vivencia de otras iglesias, con su experiencia de fe, y esto nos puede ayudar a ver la riqueza de nuestra propia Iglesia.
En segundo lugar, sigue siendo necesaria una formación en tema de ecumenismo tanto para sacerdotes como para las personas que llevan este tema en las parroquias, porque es importante aclarar determinados puntos en este sentido. Hoy en día es fundamental conocer y reforzar los lazos con el islam y el mundo musulmán, reconociendo sus riquezas y dándonos a conocer nosotros como cristianos. Y es que está en juego el diálogo con esta religión, que está presente en España y que constituye una realidad a la que no podemos dejar de lado.
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P.- Con la situación migratoria que estamos viviendo, sobre todo al sur de España, ¿se hace importante estrechar lazos entre las distintas religiones?
R.- Lo que es la realidad del servicio al pobre es exactamente igual para todas las confesiones cristianas. El mandamiento del Evangelio, “fui forastero y me acogisteis”, es exactamente igual para todas. El documento que firmó Francisco con el Gran Imán de la Mezquita de Al-Azhar en El Cairo dice que, a partir de la fe, tenemos mayores motivos para sentirnos hermanos. La fe no es nunca un motivo de división.