Carlos García Camader, obispo de la diócesis de Lurín, un distrito costeño al sur de Lima, inauguró un albergue en la parroquia Santa María para migrantes venezolanos en situación de alta vulnerabilidad, especialmente para niños y mujeres, en el que se tienen previsto atender a 56 personas diariamente.
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El prelado ha agradecido este esfuerzo, sobre todo en un país que a la fecha ha recibido 862.000 ciudadanos venezolanos, por ello afirma que “recibimos este regalo para los demás. Nos hace recordar que Jesús no vino para reclamarlo sino para amarlo”.
“Cuando miramos esta casa que se ha hecho con la ayuda de tantas hermanas y hermanos unidos para una obra tan bonita en el bien de los migrantes de Venezuela. Queremos que esta casa sirva para que haya más amor y manifestemos que en el mundo, todos podemos hacer algo por los demás, si lo queremos. Si queremos podemos transformar este mundo y convertirlo en un mundo de amor”, ha dicho el obispo en un claro llamado a bajar los niveles de xenofobia, que se ha disparado en los últimos meses.
Apoyo mancomunado
Para el presbítero Omar Sánchez, secretario general de la Cáritas diocesana de Lurín, esta es una oportunidad para “agradecer a Dios porque nos permite presentar este proyecto que hace carne las palabras plasmadas en las paredes de esta casa: Tuve hambre y me diste de comer, tuve sed y me diste de beber, fui forastero y me recibiste en tu casa”.
Todo ello gracias al apoyo de Cáritas Internacional a través de las sucursales de Cáritas Alemania, Cáritas Japón, Cáritas Corea como del Catholic Relief Services-CRS (en castellano Servicio de Auxilio Católico); y de otras organizaciones como Latter-day Saint Charities e Islamic Relief USA.
Proyectos complementarios
Desde la oficina nacional de Cáritas Perú han informado que la obra fue implementa por ellos y Cáritas Lurin con un costo de 298.384 soles (unos 90.000 dólares). Asimismo han financiado la colaboración por seis meses de dos cocineras y una administradora, así como el apoyo con un proyecto adicional de comedores humanitarios para cubrir la alimentación.
En cuanto a la infraestructura, el proyecto consta de 14 habitaciones con capacidad para 4 personas como mínimo, además de dos salones de uso múltiple destinados a la atención de otros proyectos complementarios de atención al migrante en conjunto con otras instituciones como la Conferencia Episcopal Peruana, ACNUR y la ONG Encuentros.
Finalmente la Cáritas Perú y la Cáritas diocesana de Lurín tienen previsto para inicios del año 2020 un proyecto de escolarización, el cual incluye ayuda psicológica, terapia física y la implementación de un centro de maestranza para que las personas puedan emprender una empresa.
Foto: Cáritas Perú