Siete de las ocho diócesis del estado norteamericano de Pensilvania han tenido que echar mano de fondos de compensación para resarcir a las víctimas de los abusos sexuales por parte de sacerdotes.
Es el resultado de un histórico informe que determinó que en el seno de la Iglesia católica en la región más de 300 sacerdotes eran en realidad depredadores sexuales que habían denunciado de más de mil niños desde la década de los 40. La investigación también revelaba que los obispos de las diócesis ocultaron sistemáticamente esos abusos.
El demoledor informe se traduce hoy en, al menos, 84 millones de dólares para indemnizar a 564 víctimas de la pederastia eclesial, tal y como recoge la agencia Ap. Esta cifra podría aumentar a la espera de que los administradores de los fondos de compensación creados por las diócesis resuelvan las demandas que aún quedan pendientes.
De esta manera, la Iglesia católica en Pensilvania dedicaría unos 148.000 dólares por víctima, aunque en algún caso el dinero recibido es mayor, según el daño causado y la negociación entre el superviviente y los representantes de los obispados. Es el caso de David Zernhelt, que ha recibido más de 400.000 euros. “Este pago no me hace rico, pero sí me permite mejora mi vida un poco y dejar todo esto atrás”, admite.
En total se calcula que, de las 1.500 demandas presentadas, solo 41 han sido rechazadas por las diócesis, bien por falta de pruebas o porque no podían asumir su responsabilidad porque pertenecían a denuncias sobre congregaciones religiosas o trabajadores laicos de diversa índole.