Así ve su nueva misión el recién asumido nuncio apostólico en Chile, donde llega en medio de un estallido social que aún no se detiene y que ha convulsionado al país
Nacido en España, madrileño de 57 años, ordenado sacerdote en 1990, por el cardenal Suquía, desde entonces integra Comunión y Liberación; es doctor en Derecho Canónico, y en 1993, ingresa a la Academia Pontificia Eclesiástica para iniciar su carrera diplomática. Alberto Ortega Martín, arzobispo de Midila, acaba de asumir como nuncio apostólico en Chile.
Entrevistado por iglesia.cl, el portal de la Conferencia Episcopal de Chile (CECh), dice que su primer acto oficial fue el 16 de diciembre, al presentar las cartas credenciales en el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Las manifestaciones sociales que se están viviendo dejan su huella en miles de rayados. El nuncio confiesa: “Me llamó la atención ver escrito en diversas partes: ‘Chile somos todos’. Mi mensaje a la sociedad chilena sería un llamado a contribuir todos positivamente, cada cual desde su propia vocación y su propio trabajo, para construir juntos el país para el bien común de todos, con una atención especial a los más necesitados. En esta tarea apasionante, los cristianos -el Pueblo de Dios– pueden desarrollar una misión preciosa iluminando la situación a la luz del mensaje del Evangelio y dando un sentido a la vida que es un gran regalo que nos ofrece nuestro Señor Jesucristo. Él llena nuestra vida y nos invita a hacer de nuestra vida un servicio a los demás”.
En su carrera diplomática, se inició como consejero de la nunciatura apostólica en Nicaragua, desde donde pasó como secretario a las nunciaturas de Sudáfrica y El Líbano. En 2004, fue trasladado a la Secretaría de Estado de la Santa Sede donde, desde 2007, dirigió la Secretaría para las delegaciones del Norte de África y la península Arábiga. En ese tiempo, además, participó en las negociaciones para solucionar el conflicto israelí-palestino. En 2015, Francisco lo nombra nuncio apostólico en Jordania e Irak y lo elige obispo, nombrándolo arzobispo titular de Midila. En octubre pasado, el Papa lo traslada a Chile donde llegó el 14 de diciembre pasado.
En la mencionada entrevista, alude a su experiencia reciente como nuncio: “en Irak y en Jordania he sido testigo de la gran contribución que los cristianos pueden hacer al bien de toda la sociedad, aun siendo numéricamente una minoría, ya que son artífices de paz, de reconciliación y de desarrollo”.
Al llegar a Santiago fue recibido por el presidente de la CECh, el obispo castrense Santiago Silva; el administrador apostólico de Santiago, Celestino Aós, en estos días nombrado arzobispo de Santiago; y el obispo de San Bernardo, Juan Ignacio González.
Una encuesta anual, realizada por la Universidad Católica de Chile, ha entregado recién resultados alarmantes: en el año 2019, quienes se identifican como católicos son sólo un 45%, cifra que el año anterior era 57% y en 2006 el 70%. También señala que sólo un 26% de los católicos expresa confianza en la iglesia y apenas un 9% de ellos tiene mucha o bastante confianza en los obispos y en los sacerdotes.
En la entrevista se pide su parecer sobre esta situación, a lo que el nuncio responde:
-“Creo que la Iglesia chilena está atravesando un momento de crisis por diversas circunstancias, sobre todo, por la grave situación de los abusos que usted ha mencionado, pero creo y espero que sea una crisis que ayude a la Iglesia a crecer, a dar un paso adelante. Como he escrito al presidente de la Conferencia Episcopal, “pienso que las circunstancias que debemos atravesar son para todos una llamada a la conversión y a vivir aún más intensamente, con gratitud y confianza, nuestra fe y nuestra misión“.
La Iglesia chilena tiene una rica historia de fe y de santidad, y creo que los errores y delitos de algunos de sus miembros no deberían hacernos olvidar que la Iglesia, que somos todos los bautizados, nos ofrece lo más grande que tenemos, que es la presencia del Señor. La Iglesia es el Pueblo de Dios que continúa hoy entre los hombres la misión salvadora de Jesucristo”.
El Nuncio también es consultado por el aporte que la Iglesia católica puede hacer al país que pide un nuevo pacto social, a través del estallido social que se continúa viviendo.
-“Creo que la Iglesia puede ofrecer una gran contribución a la sociedad viviendo, con verdad y con humildad, su propia identidad. El llamado de obispos y administradores apostólicos al Pueblo de Dios para este tiempo en Chile ha sido una invitación a orar, a participar en diálogos ciudadanos, a servir a los que más sufren y a discernir el querer de Dios para buscar nuevas formas de servir como Iglesia a todos nuestros hermanos”.