No solo en el Vaticano o en reales palacios hay jerarquías. En instituciones como la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) hay quien hace las normas y quien las cumple. Mirian Cortés es la rectora de la institución y ha compartido su mirada del laicado con algunos estudiantes como Ismael Guerrero, Vanesa Morán, Sara de Vicente García y Noelia Pérez, todos ellos voluntarios en la asociación ASCOL, que “ayuda a las personas y familias enfermas de leucemia”, además de ser catequistas y colaborar con otros proyectos universitarios.
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Para Cortés, el futuro del laicado pasa por “volver a ser como en la primitiva Iglesia, donde se vivió el más genuino cristianismo de Jesús”. “En ella todos desempeñaban un papel activo, había una perfecta integración de carismas, ministerios y servicios diversos, lo que la dotó de gran vitalidad”, apunta. Los estudiantes, por su parte, esperan que “la Iglesia avance, que se adapte a la sociedad actual, para que de este modo se vuelva a llegar a los corazones de muchas personas”.
“La superación del clericalismo requeriría un cambio de mentalidad profundo, en primer lugar, de la jerarquía, que ha de reconocer sinceramente que el laico es corresponsable de la misión de la Iglesia, no un mero miembro secundario o suplente cuando no hay sacerdotes, y que actúe en consecuencia”, reclama Cortés.
Por ello, los estudiantes reclaman que “hay muchos temas sociales de hoy en los que la Iglesia debería actualizarse y, sobre todo, ser más cercana con los jóvenes”. “Apostar más por el voluntariado, hacer mayores obras benéficas y acercar este voluntariado a las personas”, son algunas de las recomendaciones que hacen.