Su pasión por la música, el arte para emocionar, el trabajo, la técnica y la disciplina como elementos para alcanzar los sueños, su capacidad para dirigir grupos, así como su idea de que liderar no es una cuestión formal, sino moral, han marcado el trabajo de la mejor directora de orquesta que tenemos: Inma Shara. Cuando uno la mira, siente que está frente a un ángel, con todas sus misiones cumplidas y por cumplir. Sus alas… están a punto de emanar de su espalda.
PREGUNTA.- ¿Qué está preparando en estos momentos, que la veo liadísima con ensayos?
RESPUESTA.- Estoy agradecida, emocionada y dando gracias a la vida por tener el privilegio de estar con el público. Pero es cierto que hay épocas en las que hay mayor actividad musical. Y ahora, en Pascua, es cuando la música también contribuye a la serenidad espiritual e individual, porque lleva belleza a la vida de la gente. En ese sentido, quiero dar gracias porque la música sea protagonista. Estoy preparando muchísimos conciertos y en muchos sitios distintos.
P.- ¿Qué sintió en el reciente concierto de Manos Unidas, con motivo de su 60º aniversario, ante la Reina Sofía?
Fue maravilloso, en lo personal, porque admiro a todas aquellas personas que, de forma altruista y con pasión, ayudan a los demás sin pedir nada a cambio. Vaya por delante mi gran apoyo a sus acciones, generosas y sin límites, para construir una sociedad mejor, ayudando a los más vulnerables. Por eso me sentí una privilegiada al haber sido invitada y poder celebrar juntos ese aniversario. Fue absolutamente especial, y profesionalmente maravilloso, porque la gente vibró. Y para un artista nada iguala el aplauso sincero del público.
P.-Como laicos, ¿qué podemos aportar a una institución milenaria como la Iglesia?
R.- Mi fórmula, de manera humilde, me dice que solo podemos ser referente e inspiración verdadera para los jóvenes, y que se sientan identificados con el valor del trabajo bien hecho y de vocación social. Cada uno con su vehículo, en su ámbito y a su modo.
P.- Es muy conocida su faceta de entrega y compromiso con la sociedad a través de la música, dirigiendo infinidad de conciertos para múltiples organizaciones sin ánimo de lucro…
R.-Es por una necesidad, no por otra cosa. Me comprometo con la infancia, con los desfavorecidos, con las víctimas de cualquier tipo de terrorismo, con quienes sufren enfermedades… Necesito devolver a la sociedad parte de lo mucho que la vida me ha dado. Soy una privilegiada y, ser transmisora de sentimientos, es lo más hermoso que me puede ocurrir. Tener el privilegio de llegar a la gente, emocionar, evocar, inspirar…
La música nos ofrece tanta serenidad espiritual que uno tiene la necesidad de canalizarla. Y si la vida te ofrece una vía para poder hacerlo, no puedo sentirme más que agradecida. Por eso lo hago. Uno se siente dignificado cuando ayuda, haga lo que haga. A mí no me hace más grande el hecho de hacerlo a través de la música. Quienes hacen lentejas, ayudan en los bancos de alimentos o participan en tareas silenciosas por los demás, son tan valientes como los que más.
P.- ¿Y a Francisco le ha conocido personalmente?
R.- No, pero ¡me encantaría! Espero que Vida Nueva me ayude a lograrlo. Sería un gran regalo que me daría la vida. No me hagas llorar, porque solo de pensarlo me emociono. Lo voy a poner en mi lista a los Reyes Magos.
P.- Como mujer creyente, ¿cuál debe ser el papel de la mujer en la Iglesia?
R.-Yo me veo muy humilde a la hora de contestarte a esta pregunta. La mujer hace un papel silencioso, pero absolutamente relevante en el seno de la Iglesia. Yo estudié en un colegio de religiosas y me siento privilegiada, porque han dejado una huella importante en mi vida y en mi profesión. Una impronta insustituible que complementó mi entorno familiar, que fue excepcional.
P.- ¿Nunca tuvo problemas por ser mujer y estar al frente de orquesta?
R.-Pues… La pregunta se puede hacer a la contra: ¿he sido favorecida por el hecho de ser mujer? No son acordes relevantes para mí.
P.- Antes de acabar esta entrevista, cuénteme cómo ha celebrado la Navidad…
R.- Es un tiempo especial para mí. Lo he pasado en familia, de la manera más entrañable posible y dando gracias a Dios. Siempre, siempre.