En el municipio de Tizimín, Yucatán (México), cientos de miles de peregrinos llegan cada año al segundo santuario más importante a nivel mundial -y el primero en Latinoamérica- dedicado a los Reyes Magos. El principal centro de peregrinaciones donde se venera a los Magos de Oriente es la Catedral de Colonia, Alemania, la cual, no obstante, está consagrada al apóstol san Pedro.
La iglesia principal del santuario ubicado al sureste del país, fue construida en el siglo XVII por los frailes franciscanos, quienes debido a su labor evangelizadora, desde su llegada dieron gran importancia a la celebración de la fiesta de la Epifanía del Señor.
Las esculturas de los Reyes Magos dentro de la iglesia están talladas en madera de cedro y decoradas con pintura de colores y hoja de oro. Estas representan a Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres sabios que, según las Escrituras y la tradición, viajaron desde oriente guiados por la luz de una estrella para adorar al niño Jesús y llevarle ricas ofrendas de oro, incienso y mirra.
Actualmente, las fiestas en el lugar inician desde el 28 de diciembre y concluyen el 19 de enero; en ellas se mezcla el fervor religioso, así como la música, danza, feria, vaquerías, toros y procesiones. Cabe mencionar que en este 2020 el municipio pretende alcanzar un Récord Guinness con la elaboración de la rosca de pan de Reyes más grande del mundo, la cual pretende medir tres kilómetros de largo.
En este contexto el arzobispo de Yucatán, Gustavo Rodríguez Vega, afirmó durante su homilía del 5 de enero pasado que en ese estado los fieles veneran “a los Reyes como lo que son, como verdaderos santos y testigos ejemplares de la búsqueda de Dios y de la Verdad, que son la misma realidad”.
“Sabemos que el evangelio de san Mateo no menciona el número de los magos, y que en algunas tradiciones antiguas se hablaba de seis o hasta de doce magos; mientras que el número tres que prevaleció en la tradición viene de la cantidad de regalos que los magos entregaron al Niño”, explicó.
Al hablar de la universalidad del mensaje de salvación, el Arzobispo de Yucatán explicó que la Iglesia vive para predicar y buscar establecer el Reino de Dios; sin embargo –dijo– Iglesia y Reino no se identifican en la misma realidad, pues muchos bautizados viven con actitudes lejanas al Reino, y muchos no bautizados por el contrario, con su vida, están acercando el Reino aún sin darse cuenta”.
“Los que trabajan por la paz y la justicia –añadió– así como los que trabajan “por dar alimento a los hambrientos, por cubrir al desnudo, por recibir a los migrantes, por hacer más humana la vida de los presos, por rescatar nuestra casa común para los pobres y para las futuras generaciones: todos ellos, aunque no fueran bautizados, con ese trabajo están estableciendo el Reino de Dios”.
Finalmente, hizo un llamado a seguir el “gran ejemplo de los Magos que llevaron oro al Niño Dios y pongamos toda nuestra economía al servicio de Dios y de nuestros hermanos. Le llevaron también incienso, nosotros no cesemos de adorar al Señor en todo momento. Además le llevaron mirra, nosotros no dejemos de llevar en cuanto podamos, el consuelo y remedio a las miserias y sufrimientos de Cristo en la persona de nuestros hermanos que sufren”.