“Acompañar la soledad” es el reto que el departamento de Pastoral de la Salud de la Conferencia Episcopal se ha propuesto para la Jornada Mundial del Enfermo del próximo 11 de febrero –que en España se complementa con la Pascua del enfermo, propuesta este año para el 17 de mayo–. En su mensaje para esta cita, los obispos del departamento reconocen que la soledad en España es una “auténtica epidemia”.
Los datos hablan por sí solos, ya que, según el Instituto Nacional de Estadística se estima que hay 4,7 millones de hogares unipersonales, que 2 millones de personas mayores de 65 años viven solas, al igual que más de 850.000 mayores de 80 años y, además muchos presentan problemas de movilidad. Números que se recogen en los materiales preparados para esta jornada.
“Sólo estas cifras son un dato preocupante –advierten los prelados–. Si además sumamos, entre otras formas de soledad, la de quienes están ingresados en los hospitales o la de las familias con miembros con una enfermedad mental grave, por ejemplo, descubrimos lo acuciante de reflexionar para buscar el modo de aliviar tanta soledad”, se lee en el espacio propio de la web de la Conferencia Episcopal.
En su mensaje, los obispos se han propuesto fijarse “en una de las causas de ese cansancio que piden ser aliviadas: la soledad. Con sólo echar una vista a los datos de la soledad nos damos cuenta que tiene las dimensiones de una auténtica epidemia”, en sintonía con el lema mundial propuesto por el papa Francisco y cuyo mensaje se ha publicado el pasado 3 de enero.
Para ello, los prelados quieren reivindicar a quienes viven aislados, sin protección e invisibles para la sociedad. “Una de cada tres personas dicen sentirse solas en nuestro mundo occidental. En una sociedad de la información y los meta datos, pueden darse situaciones particularmente dolorosas: hombres o mujeres que mueren solos en sus casas y tardamos semanas en descubrirlo. Y el número de personas que sufren la soledad no deja de crecer”, se denuncia en el mensaje.
“El drama de la soledad es experimentado por innumerables hombres y mujeres de nuestro tiempo (…). La soledad es una de las principales causas de exclusión social”, subrayan citando al Papa. Y por ello proponen que “sólo podremos aliviar la soledad en una relación que implique el don de uno mismo y la acogida del otro como un don. En una palabra, sólo el amor dado y recibido puede aliviar el sentimiento de soledad. Quien hace esta experiencia, quien acompaña así a quienes se sienten solos, descubre enseguida que quien acompaña es a su vez acompañado, enriquecido en humanidad”, añaden.