México es considerado uno de los países más peligrosos para ejercer el ministerio sacerdotal, y para muestra basta un botón. Esta semana, la Diócesis de Tlaxcala dio a conocer el secuestro e intento de homicidio de uno de sus sacerdotes.
Se trata del padre Roly Candelario Piña Camacho, de dicha Iglesia particular, quien fue privado de su libertad el pasado 4 de enero y liberado dos días después, pero con heridas de bala.
En un primer comunicado emitido por Julio C. Salcedo Aquino, obispo de la Diócesis de Tlaxcala, se informó que el sacerdote, de la orden de los escolapios, fue encontrado aún con vida por las autoridades sobre la carretera federal México-Puebla.
Desafortunadamente –dijo– “su estado de salud es delicado debido a los impactos de bala que recibió”.
El obispo también manifestó su solidaridad y cercanía espiritual con el sacerdote y su familia, y elevó una oración para que “cese la violencia y se respete la vida humana”.
Por su parte, la Orden Religiosa de los Escolapios en México, a través de su provincial, Marco Antonio Véliz Cortés, relató que “como precedente, durante estos días los escolapios de México, después de nuestra Reunión Provincial Navideña en Celaya, visitamos a nuestras familias”.
En ese contexto –añadió- en la Comunidad de Apizaco, Tlaxcala, se encontraba solamente el padre Roly”.
De acuerdo con el Provincial, se trató de un “secuestro exprés, robo en nuestra comunidad y agresión con mano armada, recibiendo varios impactos en las inmediaciones de la carretera México-Puebla, a unos cuantos metros del bosque”.
Luego de esos hechos –refirió- los agresores huyeron “inmediatamente, y el padre Roly, con varias heridas, pudo salir a la carretera y pedir auxilio. Providencialmente ningún órgano vital fue dañado. Ahora está en recuperación, bien atendido y teniendo a sus familiares muy cercanos”.