Los años de dictadura en Uruguay (1968-1985) estuvo marcada -como en otras dictaduras- por la desaparición de muchos ciudadanos, que hasta el día de hoy, sus familias, no conocen su paradero.
La Iglesia uruguaya, ha intentado desde hace tiempo revertir esta triste página de la historia: “En nuestro país se vienen realizando esfuerzos por esclarecer la situación de los detenidos desaparecidos y dar una respuesta ética y adecuada a sus familiares”, dicen los obispos en un comunicado reciente.
“Como Iglesia nos sentimos comprometidos en esta búsqueda y compartimos el dolor de quienes no tienen respuesta ante la desaparición forzada de sus seres queridos”, afirmaron los prelados.
“La Santa Sede, de común acuerdo con la Cancillería del Gobierno de nuestro país, pone ahora a disposición la consulta del material recabado en ambos archivos”.
Después de un trabajo conjunto con la Santa Sede y el personal enviado especialmente, el episcopado de Uruguay, informa que, la Secretaría de Estado, concluyó con el estudio y la clasificación de los archivos relativos a este tema.
Este mismo procedimiento se llevó a cabo con el material de la propia Conferencia Episcopal, y que también será parte del material para las eventuales consultas.
Se ha trabajado, también, con el Episcopado argentino para consultar datos que tengan relación con los detenidos desaparecidos de ese país.
Comunican que se seguirá un protocolo proporcionado por la Secretaría de Estado, y que es similar al que se utiliza en Argentina.
De este modo, serán las víctimas o sus representantes legales, los familiares directos de los desaparecidos y detenidos, o los superiores de de religiosos o eclesiásticos, los que pueden acceder a esta información.
Siendo el Primado de la Argentina, Bergoglio recibió en varias oportunidades, el pedido de la apertura de archivos de la Iglesia argentina y del Vaticano para conocer información sobre los desaparecidos.
Ni bien inició su papado, en diálogo con la titular de las Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto, en una audiencia general, les manifestó: “Cuenten conmigo, estoy a su disposición”.
A partir de allí, se trabajó firmemente para que los familiares puedan realizar las consultas pertinentes.
En esta misma línea, ahora, los Obispos uruguayos reafirmaron el “compromiso de colaborar en todo lo posible, para que los familiares de los detenidos desaparecidos encuentren consuelo y respuesta a sus justas aspiraciones”.